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Tycho Brahe: astrónomo, alquimista y «relleno» de oro

Un nuevo estudio encuentra niveles de oro entre 21 y 97 veces superiores a la de los humanos actuales en los restos de este excéntrico astrónomo danés.

Tycho Brahe
Tycho BrahelarazonEduard Ender (1822-1883)

En cuanto a personas de ciencia se refiere, es probable que Tycho Brahe (1546-1601) sea una de las más peculiares de la historia. La figura de este noble y astrónomo danés estaba rodeada de detalles excéntricos, como la nariz prostética que lució desde que perdió la suya en un duelo, el juglar con enanismo que vivía en su castillo y decía ser clarividente o el alce que guardaba como mascota y que murió al caer por las escaleras durante una fiesta, embriagado por el alcohol que le daban los invitados. Incluso la muerte de Brahe fue estrambótica: falleció por las complicaciones provocadas por una rotura de vejiga que sufrió después de contenerse la orina demasiado tiempo en un banquete, ya que se negaba a levantarse a evacuar porque no quería incumplir las normas de etiqueta.

Pero, ojo, porque la peculiar vida de Tycho Brahe no impidió que hiciera contribuciones esenciales para la astronomía. En una época anterior a la invención del telescopio, Brahe subía cada noche a su observatorio y utilizaba sus sofisticados instrumentos para medir las posiciones de las estrellas y los planetas con una precisión sin precedentes, pese a que las llevaba a cabo con el ojo desnudo. De hecho, los registros de Brahe sobre el movimiento de Marte a través del cielo permitieron que su discípulo, Johannes Kepler, sentara las bases del modelo heliocéntrico que daría un vuelco a nuestra visión del universo.

Afición por la alquimia

Aunque Brahe pasó a la historia por sus observaciones del cielo nocturno, este astrónomo también dedicaba parte de su tiempo a hacer experimentos alquímicos. Desafortunadamente, no ha llegado mucha información sobre sus experimentos hasta nuestros días, porque procuraba reservarla para sus mecenas y su laboratorio fue destruido después de su muerte, pero se sabe que su trabajo alquímico estaba inspirado en la obra de Paracelso y orientado hacia la vertiente «medicinal» de esta actividad.

Es más, Brahe incluso llegó a atender pacientes que acudían a él en busca de un remedio en particular que supuestamente curaba cualquier mal, pero parece que las numerosas entradas de su diario sobre el fallecimiento de sus pacientes revelan que no era una cura tan milagrosa como la gente le atribuía. Pese a todo, los presuntos beneficios de sus remedios acabaron llegando a los oídos de la población a través de los pacientes que mejoraban tras recibir sus tratamientos (lo que no significaba que esos tratamientos fueran la causa de la cura, ojo).

Teniendo en cuenta que la actividad alquímica de la época solía involucrar el uso de mercurio o plomo y que otras mentes brillantes de la época aficionadas a la alquimia, como Isaac Newton, sucumbieron a los efectos neurotóxicos de estos metales, cualquiera hubiera dicho que el comportamiento estrafalario de Brahe podría ser un resultado de su exposición constante a este elemento... Pero, no, nada más lejos de la realidad.

En 2016, el cuerpo de Brahe se exhumó y se analizaron químicamente muestras de pelo y huesos de sus restos. La concentración de mercurio, plomo y arsénico que exhibía el cuerpo del astrónomo no era elevada en comparación con la del resto de la población de la época, lo que indica que no fue expuesto a una cantidad elevada de estos elementos debido a su actividad alquímica. El cuerpo sí que presentaba niveles altos de hierro y manganeso, pero estos elementos se debieron depositar sobre él después de que falleciera, a través del agua que se filtraba en su tumba.

Ahora bien, el mismo análisis arrojó un resultado sorprendente: el cuerpo de Brahe contenía niveles de oro entre 21 y 97 veces superiores a los de un ser humano moderno.

El origen del oro

La ausencia de altas concentraciones de metales pesados asociados a la manipulación alquímica del oro sugiere que este metal precioso no acabó colándose en el cuerpo de Brahe a través de su afición a la alquimia. Además, como ni la población de la época ni la actual está expuesta a fuentes naturales de grandes cantidades de oro en su vida diaria, los autores del estudio sugieren que Brahe entró en contacto con frecuencia con este preciado elemento durante los 5 o 10 últimos años de su vida.

Los propios autores del estudio indican que no están seguros de cuál era la fuente de oro a la que estaba expuesto Brahe, pero especulan que, dada su condición de noble, podría haber entrado en contacto a menudo con este metal a través de una cubertería hecha de oro o de platos chapados en él. Además, también señalan que el astrónomo podría haber tomado vino aderezado con pan de oro con regularidad o que ingiriera algún brebaje a base de oro coloidal, ya que, en esa época, a este valioso metal se le atribuían propiedades medicinales.

Sea cual sea el caso y teniendo en cuenta que hablamos de Tycho Brahe, un cadáver enriquecido con oro simplemente pasará a ser un dato curioso más de una larga lista de datos excéntricos que rodean la interesante figura de este astrónomo.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Otra exhumación llevada a cabo en 1901 encontró trazas de mercurio en el pelo de Tycho Brahe y se barajó la posibilidad de que Johannes Kepler le hubiera envenenado con este elemento para hacerse con los registros de sus observaciones. Los niveles de mercurio normales que se han detectado con técnicas modernas descartan esta posibilidad.
  • Aunque existe la creencia extendida de que Brahe lucía una nariz prostética hecha de oro macizo, los restos de cobre y zinc que se encontraron en su cavidad nasal cuando se exhumaron sus restos sugieren que, en realidad, estaba hecha de simple latón.

REFERENCIAS (MLA):