Historia

2060: la fecha del fin del mundo según Isaac Newton

De acuerdo con uno de los investigadores de sus papeles personales, el inglés “no solo era un científico, también un teólogo y un exégeta profético, por no hablar de un alquimista".

Profecía Newton
Los cálculos del fin del mundo según NewtonUniversity Library in JerusalemUniversity Library in Jerusalem

El fin del mundo ha sido predicho numerosas veces. Y nunca ha sido la fecha correcta. Ni las predicciones de Nostradamus, ni los relatos mayas. Y ahora le llega el turno a Isaac Newton, “el padre de la gravedad” quien predijo que en 2060 acabará el mundo tal y como lo conocemos. ¿Cómo llegó a esta fecha? Con teología y matemáticas.

Los cálculos de Newton se encontraron en uno de sus diarios, junto a otros comentarios. Las cifras están fechadas por el propio físico en 1704. Allí hay 7 puntos que simplifican la razón de por qué el mundo se acabará en 2060. No se trata solo de matemáticas, sino que se basó en el Libro de Daniel para llegar a esta teoría.

“Aunque hay un elemento sensacionalista en la forma en que la noticia puede ser cubierta – explica Stephen D. Snobelen, uno de los responsables de estudiar los escritos de Newton –, la historia ha desempeñado un papel muy importante al alertar al público sobre el hecho de que Isaac Newton no era simplemente un "científico", sino también un teólogo y un exégeta profético (por no hablar de un alquimista). Por lo tanto, se desafió al público a reconceptualizar a Newton en toda su complejidad”.

El Libro de Daniel es el testamento más antiguo del cristianismo y se centra en los primeros pasos de la humanidad desde una perspectiva religiosa. El libro también tiene un fuerte enfoque en el Apocalipsis bíblico y cómo esto puede suceder. Newton analizó este texto y llegó a 7 conclusiones, con sus fechas. Todas ellas están escritas, al margen de la hoja, en su clásico estilo caótico, compartiendo sitio con otras notas personales.

Estos son los parámetros que señaló Newton

1º Los 2300 días proféticos no comenzaron antes del surgimiento del cuerno pequeño del Caballo.

2º Esos días no empezaron después de la destrucción de Jerusalén y el Templo por los romanos en el año 70.

3º Los tiempos y la mitad de los tiempos no comenzaron antes del año 800 en el que comenzó la supremacía de los Papas.

4º No comenzaron después del reinado de Gregorio VII. 1084

5º Los 1290 días no comenzaron antes del año 842.

6º No comenzaron después del reinado del Papa Greg. 7. 1084

7º La diferencia entre los 1290 y 1335 días son una parte de las siete semanas.

El análisis que realiza Snobelen sobre este texto aclara mucho su significado. Lo primero es comprender que cuando Newton habla del fin del mundo, lo hace en un sentido diferente al del habitual y más vinculado al mesiánico judío: cuando termina una era y llega el Mesías que iniciará una nueva era para la humanidad. Nada de hongos nucleares, ni plagas o inundaciones. Pero esto es una interpretación que realizan quienes analizaron el texto ya que convirtieron los días a los que se refiere Newton en años.

“El año 800 (punto 3) es significativo en la historia – explica Snobelen –, ya que es el año en que Carlomagno fue coronado emperador de Roma en el oeste por el Papa León III en San Pedro en Roma. Dado que Newton creía que los 1260 años correspondían a la duración de la corrupción de la Iglesia, sumó 1260 al 800 y llegó a la fecha de 2060 para la “caída de Babilonia”.

Todo esto son apenas cálculos basados en la Biblia y en razonamientos realizados por Newton y no tienen ninguna base científica. Así que, de acuerdo con Snobelen podemos descansar tranquilos que no habrá “fin del mundo” en 37 años: “Parece que tanto los medios como el público en general tienen una noción de Newton como un científico "racional" que dificulta absorber el conocimiento de que Newton practicaba tanto la alquimia como la exégesis profética, estudios que muchos ven como la antítesis de la ciencia. Los medios de comunicación han perpetuado el mito de que la ciencia y la religión están intrínsecamente en conflicto. El hecho es que a veces lo están, pero la religión también ha estimulado a menudo el desarrollo de la ciencia.