Astronomía

Eclipse del 8 de abril: ¿qué pasa si está nublado?

De acuerdo con los expertos, en muchos casos hasta podría ser mejor.

Eclipse
Cuando la luz pasa a través de las nubes, puede dar colores impensandosNASANASA

No todos podremos estar en el camino que recorrerá el eclipse solar total del 8 de abril y son pocas las ciudades en España que tendrán la posibilidad de espiar un poco de este evento. Y a esto hay que sumarle un detalle: incluso si estamos dentro de este sendero, nada nos garantiza que tendremos cielos despejados esa jornada. Entonces, ¿qué ocurre si ese preciso día está nublado?

Obviamente, dependerá mucho cuán gruesas y extensas sean las nubes, pero la realidad es que seguramente notaremos algunos efectos muy inusuales cuando pase la sombra de la luna. Una de las claves más importantes la aporta Isabel Martin Lewis, astrónoma estadounidense que nació en 1881 y se convirtió en una de las primeras mujeres en el planeta contratada como profesional en su campo (hasta ese momento solo las contrataban como ayudantes).

Martin Lewis desarrolló un método para predecir eclipses y cuenta su experiencia con ellos en un libro titulado Un manual de eclipses solares, publicado en 1924. Es en ese libro, precisamente, cuando relata su experiencia con un “eclipse nublado”: las nubes en realidad pueden dar una ventaja

“En el momento del eclipse – explica la astrónoma -, cuando la sombra de la Luna pasa sobre nosotros, entramos en contacto directo con una presencia tangible del espacio exterior y sentimos la inmensidad de fuerzas sobre las que no tenemos control. El efecto es extremadamente impresionante. De hecho, el paso de la sombra de la luna, si uno tiene la suerte de observarlo, será una de las características más impresionantes del eclipse”.

Si en ese momento, añade Martin Lewis, el cielo está cubierto con nubes de niveles medios a altos (cirroestratos, altoestratos y/o cirrocúmulos), probablemente podremos ver el borde delantero de la sombra elíptica moverse rápidamente hacia nosotros y con ello puede producirse un cambio notable en la calidad general de la luz en el paisaje y un cambio dramático en el color de las nubes. “El gris opaco de pronto se volvió amarillo anaranjado y en matices que verías al mirar a través de una botella de cerveza o de yodo. De hecho, a lo largo del borde mismo del sol, que desaparecía al principio y al final de la totalidad, apareció un arco de color rojo rubí o fucsia asociado con la cromosfera solar. Parecía de color rojo brillante porque el hidrógeno del sol emitía una luz rojiza a altas temperaturas, y parte de esta luz puede volverse evidente en las nubes al principio y al final de la totalidad”, relata la astrónoma en su libro.

Así, las nubes pueden actuar como pequeñas cortinas que, dependiendo de su densidad y altura, alteren por completo los colores del cielo. Y nuestra experiencia ante un eclipse.