Marte
Elon Musk, el hombre más rico del planeta, explica por qué se quiere ir de la Tierra: "Podríamos bombardearnos nuclearmente unos a otros"
"Más que una conquista, colonizar Marte es un seguro de vida para la humanidad cuyo objetivo final es calentar el planeta rojo hasta crear un océano que cubra casi la mitad de su superficie"
La conquista de Marte, lejos de ser un mero capricho de la ciencia ficción, se perfila cada vez más como una necesidad estratégica para la supervivencia de la especie humana. Se trata, en esencia, de un ambicioso «seguro de vida» planetario, una póliza diseñada para proteger a nuestra civilización de catástrofes que podrían extinguirla en la Tierra. La idea no es otra que tener un plan B consolidado, un refugio completamente habitable por si nuestro mundo se vuelve inhóspito.
Por ello, el motor de esta nueva carrera espacial no es tanto la curiosidad científica como el temor fundado a un desastre de envergadura. El abanico de peligros es amplio y variado, desde el impacto de un meteorito con la capacidad de alterar el curso de la historia, hasta la posibilidad, siempre latente, de un conflicto autodestructivo a gran escala. La cruda realidad es que "podríamos bombardearnos nuclearmente unos a otros" como asegura el magnate, una eventualidad que convertiría cualquier plan de contingencia en papel mojado si no se dispone de un refugio más allá de nuestra atmósfera. De hecho, los esfuerzos por mitigar este tipo de amenazas ya están en marcha, aunque los resultados de misiones como la que la NASA desvió un asteroide demuestran que el control sobre estos cuerpos celestes aún es un desafío con consecuencias imprevistas.
En este sentido, el objetivo final trasciende la mera construcción de bases presurizadas o pequeñas colonias. La verdadera meta, tal y como se detalla en una publicación de Elon Musk en TikTok, es la terraformación completa del planeta rojo para convertirlo en un verdadero segundo hogar. El plan, aunque titánico en su concepción, se basa en un principio relativamente sencillo: calentar Marte de forma controlada para desencadenar el deshielo de sus vastas reservas de agua congelada, actualmente atrapadas en sus casquetes polares y en el subsuelo.
El ambicioso plan para terraformar el planeta rojo
De hecho, este proceso de ingeniería planetaria comenzaría con una fase de calentamiento global inducido, lo que provocaría la sublimación del dióxido de carbono helado y el agua de los polos. Este fenómeno no solo engrosaría la atmósfera marciana, generando un efecto invernadero que elevaría las temperaturas, sino que también iniciaría el deshielo masivo de agua que se encuentra bajo la superficie, liberando torrentes que comenzarían a llenar las cuencas y los valles más profundos del planeta. Recrear un entorno habitable es un reto de una complejidad monumental, pues se deben considerar equilibrios muy delicados, similares a cómo en nuestro propio planeta la Tierra gira cada vez más despacio, un factor que podría haber sido clave para la oxigenación de la atmósfera.
Asimismo, el resultado final de esta transformación sería asombroso. La liberación de tal cantidad de H₂O daría lugar a la formación de un inmenso océano de agua líquida que podría llegar a cubrir aproximadamente el cuarenta por ciento de la superficie marciana. Este nuevo mar, con una profundidad media estimada de casi dos kilómetros, no solo cambiaría para siempre la fisonomía del planeta vecino, sino que sentaría las bases indispensables para la posterior introducción de vida y la consolidación definitiva de una nueva Tierra.