Salud

El enemigo invisible del párkinson, al descubierto: el hallazgo que cambia para siempre la batalla contra la enfermedad

Un hito científico en la lucha contra el Párkinson permite por primera vez visualizar el origen de la enfermedad en el cerebro humano, un avance que promete revolucionar su diagnóstico y futuro tratamiento

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La esperanza de atajar el párkinson mucho antes de que los temblores o la rigidez delaten su avance ha dejado de ser una quimera. Un equipo de científicos ha conseguido por fin poner cara al enemigo invisible que desencadena esta enfermedad neurodegenerativa, observando por primera vez en el cerebro humano los agregados de proteínas que se consideran el origen mismo de la enfermedad. Este hito permite vislumbrar un futuro en el que la intervención médica podría llegar antes de que el daño neuronal sea irreversible.

Hasta ahora, la ciencia se había topado con un muro. Se sabía que los cúmulos de la proteína alfa-sinucleína, conocidos como oligómeros, eran los precursores de las lesiones cerebrales características del párkinson, los llamados cuerpos de Lewy. Sin embargo, eran demasiado pequeños para ser detectados con las técnicas de imagen disponibles, lo que dejaba a los investigadores con una imagen incompleta de las etapas iniciales de la patología.

Para sortear este obstáculo, los investigadores desarrollaron una novedosa técnica de imagen, bautizada como ASA-PD. Esta hazaña científica ha permitido, por primera vez, visualizar estos agregados directamente en tejido cerebral humano, tal y como han publicado en SciTechDaily. El estudio se basó en la comparación de muestras post mortem de pacientes diagnosticados con la enfermedad y de personas sanas, desvelando diferencias cruciales entre ambos grupos.

Un marcador biológico único para anticipar la enfermedad

En este sentido, el descubrimiento más relevante no fue solo la mayor cantidad y tamaño de estos oligómeros en los cerebros afectados, sino la identificación de una subclase específica de estos cúmulos que aparecía exclusivamente en los pacientes enfermos. Este hallazgo se postula como el marcador biológico más temprano y preciso de la enfermedad encontrado hasta la fecha, abriendo una vía sin precedentes para un diagnóstico precoz.

Asimismo, las consecuencias de este avance van más allá de la mera detección. Conocer la estructura y comportamiento de estas formaciones proteicas iniciales es el primer paso para poder diseñar nuevos fármacos específicos que las neutralicen. El objetivo último sería detener la cascada de daño neuronal antes de que se inicie, atacando la raíz del problema en lugar de limitarse a paliar los síntomas motores cuando ya han aparecido.

En definitiva, esta investigación supone un cambio de paradigma en la lucha contra el párkinson. La tecnología ASA-PD no solo podría revolucionar el diagnóstico, sino que también promete ser una herramienta valiosa para estudiar los mecanismos moleculares de otras enfermedades neurodegenerativas con orígenes similares, como el alzhéimer o la enfermedad de Huntington, abriendo un nuevo capítulo en la neurociencia.