
Ciencia
Los españoles creen en el cambio climático más que en Dios según el último estudio de Fundación BBVA
La investigación señala que la confianza la ciencia influye mucho que la religión más en la toma de decisiones de los españoles

Nos gusta pensar que conocemos a nuestros vecinos. Puede que no sepamos nada acerca de ellos como individuos, pero inferir lo que piensa la masa es muy goloso. Vivimos en cámaras de eco, ya sea en las redes sociales o identificándonos con nuestro trabajo, nuestras aficiones y, por lo tanto, con la gente que allí se reúne. Y, aunque el cerebro humano es un órgano realmente excepcional, suspende estrepitosamente en esa tarea. Ya sea por optimismo o por misantropía, nuestra intuición no es un buen termómetro de lo que opina la sociedad. Por eso, son tan interesantes las investigaciones que tratan de medir con encuestas qué piensan realmente nuestros “vecinos”, y eso es lo que ha hecho la Fundación BBVA en el estudio que acaban de publicar.
La investigación ha encuestado a 2013 individuos representativos de la población española en cuanto a edad, sexo y nivel educativo, enfrentándoles a todo tipo de preguntas relacionadas con la confianza que depositan en distintas áreas de conocimiento y cuánto estiman que influyen en sus decisiones frente a los sentimientos y la experiencia, por ejemplo. Un estudio que abarca desde la religión hasta el cambio climático y que, de hecho, concluye que ya son más los españoles que creen en la existencia del cambio climático que en un dios (cualquier dios).
El infierno son los otros
En palabras de la propia Fundación BBVA: “La visión sobre el origen antropogénico del cambio climático se acentúa entre las mujeres, los jóvenes, quienes tienen un nivel bajo de religiosidad, quienes se identifican ideológicamente con la izquierda y entre quienes confían en mayor medida en el valor explicativo de la ciencia. Por el contrario, quienes lo conciben como un proceso natural de la Tierra asciende casi a un tercio entre quienes se identifican ideológicamente con las posiciones más extremas de la derecha”. Así reflexionan en la nota de prensa acerca de los resultados del estudio.
Pero, si queremos la cruda información numérica, el 48% de los encuestados reportaron creer en la existencia de Dios, con mayúscula en este caso por hacer referencia al dios cristiano. Porcentaje que ascendía al 53% al preguntarles si creían en alguna religión. En otro orden de cosas, el 67% de los encuestados se mostraron bastante de acuerdo con al siguiente afirmación “El cambio climático es un fenómeno científicamente probado”. Junto a ese 67%, otro 14% se mostró algo de acuerdo con la afirmación, por lo que un 81% de los encuestados estaba más de acuerdo que en desacuerdo con la afirmación. A su vez, un 67% de ellos indicaron que se trataba de un proceso provocado por la actividad humana. Haciendo números, esto significa que un 54% de los encuestados (como poco), están parcialmente de acuerdo con que el cambio climático existe y es de origen humano.
Ciencia y creencia
Dejando a un lado las cuestiones filosóficas acerca de si ciencia y religión son incompatibles o, como decía Stephen Jay Gould, pertenecen a magisterios independientes, el estudio de la Fundación BBVA solo pretende radiografiar la confianza de la población española, no diagnosticarla. Así pues, en una escala siendo 10 la máxima confianza y 0 la mínima, los encuestados otorgan un 3,5 de media a la religión frente al 8,6 de la medicina, el 8,5 de la ciencia y el 7,8 de la tecnología. La democracia alcanza el 6 a duras penas y las leyes o el estado de derecho se quedan en un 5,9. Por otro lado, si en lugar de centrarnos en la disciplina nos centramos en sus profesionales, los médicos siguen encabezando el ranking, con un 8,6, seguidos de los científicos (8,5) y los psicólogos (7,5), frente a un escaso 2,8 para los sacerdotes, esto es: 1 punto menos que los homeópatas y 1,3 menos que los astrólogos.
Dando un paso más allá, los investigadores decidieron preguntarle a los encuestados en qué medida se dejaban guiar por distintas influencias al tomar decisiones. La experiencia (94%), lo racional (82% la información científica y 77% el análisis de la situación) y lo emocional encabezaban la lista. La influencia de la religión no se deja ver hasta el duodécimo puesto, solo sucedido por “lo que piensa la mayoría de la sociedad” y “la información de las redes sociales”. Para ponerlo en números, al tomar decisiones un 77% de la población se deja influir poco o nada por las creencias religiosas. Un marcado suspenso que, curiosamente, compartimos los medios de comunicación, influyendo influimos poco o nada en las decisiones del 76% de la población.
En cualquier caso, este tipo de encuestas tienen claras limitaciones epistemológicas. Porque una cosa es lo que decimos y otra lo que pensamos, pero podemos encontrar incluso un tercer nivel de análisis difícil de medir con estos métodos: la diferencia entre lo que creemos y lo que creemos creer. Porque, recordando que un 48% de los encuestados declararon creer en Dios, solo un 38% creía en el pecado, un 35% en la vida en otro mundo después de la muerte, un 31% en los milagros, un 30% en el Cielo o el paraíso y un 29% en algún libro sagrado. Por ese motivo, conviene atarnos cortos antes de lanzarnos a interpretar lo que significan estos datos. Pero, si lo que queremos es una conclusión: la sociedad dice confiar en la ciencia mucho más que en otras ramas del conocimiento, discriminando las principales pseudociencias y relegando la influencia de la religión.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Sabemos que hay una gran diferencia entre lo que decimos que nos influye a la hora de tomar una decisión y lo que realmente nos influye. Y no porque ocultemos nuestras verdaderas motivaciones de forma deliberada. No se trata de una cuestión de pudor o manipulación, es lo que los psicólogos llaman “justificación post hoc”: la tendencia de las personas a racionalizar sus decisiones después de haberlas tomado. Dicho con otras palabras: solemos convencernos de que nuestras decisiones están más meditadas de lo que realmente están y la deliberación sesuda, en realidad, suele ser más bien un intento de justificar impulsos.
REFERENCIAS (MLA):
- Fundación BBVA. Estudio sobre creencias y prácticas alternativas. Nota de prensa, 4 de febrero de 2025.
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