Epigenética
Un estudio revela que envejecemos con cada ser querido que perdemos
El reloj epigenético de nuestras células se acelera con el estrés relacionado con eventos extremos, como la pérdida de un ser querido
Un estudio de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y el Centro de Envejecimiento Butler Columbia ha calculado que envejecemos más cuando perdemos seres queridos. Puede parecer algo evidente porque, a fin de cuenta, intuimos que los problemas emocionales pasan factura física, pero en medicina hace falta contratar las intuiciones porque fallan con más frecuencia de la que aciertan. Y, ahora que lo sabemos, podemos analizarlo para desarrollar políticas sanitarias que prevengan, al menos, parte de ese envejecimiento.
En 1970 dos psiquiatras llamados Thomas Holmes y Richard Rahe entrevistaron a 5000 pacientes buscando una relación entre el estrés y la aparición de determinadas enfermedades. Para ello, les pidieron que puntuaran 43 situaciones diferentes en función de cuánto estrés produjeran. Entre los adultos, la muerte de un cónyuge encabezó la lista y, entre los jóvenes, el fallecimiento de un familiar. Con el tiempo hemos descubierto que, efectivamente, el estrés supone un impacto en nuestra salud. Sustancias relacionadas con el estrés, como el cortisol, reducen nuestro sistema inmunitario. Cuando estamos estresados comemos peor, dormimos peor y nuestros tejidos se reparan peor. Acumulamos daños que acaban pasando factura y ahora.
El envejecimiento biológico
Para ser exactos, los investigadores han analizado el envejecimiento biológico. ¿Y qué envejecimiento no es biológico?, podrías preguntarte. Buena pregunta, pero es que así se denomina al deterioro gradual de la función de tus células, tejidos y órganos, lo que lleva a un mayor riesgo de enfermedades crónicas. Es una forma de referirse, específicamente, a ese proceso degradativo del envejecimiento y no, simplemente, la sensación del paso del tiempo, la pérdida de contacto con las modas, y otros aspectos culturales que asociamos con envejecer.
El estudio en cuestión, que ha sido publicado en JAMA Network Open, ha analizado los llamados relojes epigenéticos. Si la epigenética son modificaciones sobre nuestro material genético que altera la manera en que interpretamos la información (como tachados y subrayados en un texto), los relojes epigenéticos serían este tipo de modificaciones asociadas al paso del tiempo, como si fueran los palotes dibujados en la pared de una celda, contando los días que pasan.
Cuando el reloj acelera
La diferencia es que, a diferencia del presidiario, las células no tienen un reloj que les diga cómo pasa el tiempo, así que lo que hace correr al reloj epigenético son procesos más o menos regulares, como si contaras tus días en función de los cafés que tomas. El problema es que, a veces, esos eventos se aceleran por el motivo que sea, los días que tomes más cafés pensarás que ha pasado más tiempo y así es, más o menos, cómo interpretamos los relojes epigenéticos. Cuanto más estrés, más cambios se epigenéticos sufre nuestro ADN y, por lo tanto, es como si hubiera pasado más tiempo por ellas.
"Pocos estudios han analizado cómo la pérdida de un ser querido en diferentes etapas de la vida afecta estos marcadores de ADN.", dijo Allison Aiello, PhD, profesora de longevidad saludable en epidemiología y autora principal del estudio. "Nuestro estudio muestra fuertes vínculos entre la pérdida de seres queridos a lo largo de la vida, desde la niñez hasta la adultez, y un envejecimiento biológico más rápido en EE. UU."
El estudio
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron a decenas de miles de pacientes entre los 12 y los 43 años, repartidos en varias oleadas. "La conexión entre la pérdida de seres queridos y los problemas de salud a lo largo de la vida está bien establecida", señaló Aiello. "Pero algunas etapas de la vida pueden ser más vulnerables a los riesgos de salud asociados con la pérdida, y la acumulación de pérdidas parece ser un factor significativo."
En resumen, gracias al estudio los investigadores pudieron concluir que las personas que sufrieron dos o más pérdidas mostraron una mayor edad biológica según varios relojes epigenéticos. De hecho, perder dos o más seres queridos en la adultez estaba más fuertemente relacionado con el envejecimiento biológico que una sola pérdida y mucho más que en aquellos casos donde no habían experimentado ninguna pérdida.
Y, lo más importante de este estudio es que, ahora que conocemos el peligro, los expertos pueden proponer medidas poblacionales para lidiar el estrés en este tipo de situaciones, por ejemplo, con el apoyo de psicólogos. La mala noticia es que ya conocíamos otros riesgos del estrés igual o más importantes y, sin embargo, las medidas de prevención dejan mucho que desear. Hará falta algo más que evidencias para llevar a la práctica la teoría que ya entendemos.
QUE NO TE LA CUELEN:
- No todos los casos son iguales. Casi el 40 por ciento de los participantes sufrieron al menos una pérdida entre los 33 y 43 años, sin embargo, la pérdida de padres fue más de cuatro veces más frecuente en la adultez que en la infancia y en la adolescencia. Al dividirlo por etnias, los investigadores descubrieron que uno de cada 3 pacientes blancos sufrió, al menos, una pérdida, mientras frente a más de la mitad de los participantes negros, Además, una mayor proporción de participantes negros.
REFERENCIAS (MLA):
- "Familial Loss of a Loved One and Biological Aging." JAMA Network Open.
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