
Arqueología
Al filósofo Cicerón le gustaba irse de fiesta: ahora han encontrado el lugar en el que lo hacía, pero está sumergido y oculta sus placeres prohibidos
Arqueólogos descubren en las aguas de Baiae un complejo termal romano que podría ser la célebre villa de Cicerón

Arqueólogos en el golfo de Nápoles han revelado un notable hallazgo en las ruinas submarinas de Baiae, una antigua ciudad costera. Se trata de un complejo termal romano que podría ser la primera evidencia física de la villa del célebre orador y político Cicerón.
Asimismo, Baiae, aunque menos conocida hoy que Pompeya o Herculano, fue en su época un enclave de estatus exclusivo. Este lugar, un imán para la élite romana que incluía a figuras como Julio César, el emperador Nerón y Augusto, se labró fama de centro de excesos y placeres, siendo un punto neurálgico para la ostentación y el ocio.
En este sentido, el descubrimiento se realizó a unos 3,05 metros bajo el agua, dentro de un yacimiento submarino conocido pero hasta ahora inexplorado. Lo que ha salido a la luz es una instalación termal en un estado de conservación excepcional, que destaca por su ingeniería y esplendor artístico, propios de un personaje de alto estatus.
Ingeniería romana para el lujo más sibarita
Tal y como recoge el medio Interesting Engineering, el complejo termal exhibe un suelo de mosaico intacto, aún soportado por los pilares originales. Este sistema de calefacción por suspensurae, una proeza de la ingeniería antigua, permitía la circulación de aire caliente bajo el suelo y a través de las paredes, creando una suerte de sauna de lujo. Si bien los arqueólogos creen que esta instalación termal estaba conectada a una villa mayor, hasta el momento solo se ha descubierto esta sección.
Por otro lado, la reputación de Baiae no era menor, con el poeta romano Sexto Propercio tildándola de "vórtice de lujo" y "puerto del vicio". Esta ciudad, que acogió a la flor y nata del imperio y llegó a tener un palacio del emperador Nerón en el siglo I, acabó sumergida entre los siglos XVI y XVIII, transformándose en uno de los parques arqueológicos submarinos más extraordinarios del mundo.
En este sentido, la posibilidad de que este complejo termal perteneciera a Cicerón es lo que genera un interés notable entre los arqueólogos. Aunque aún no está confirmado, la calidad y opulencia de las instalaciones apuntan a su calibre, conocido por tener una residencia allí. La presencia de Cicerón en Baiae, un lugar predilecto para el ocio más desinhibido de la élite, encaja con la suntuosidad del hallazgo.
Finalmente, los expertos tienen previsto iniciar intensas labores de restauración en otoño con el fin de determinar de forma concluyente si este hallazgo corresponde a la esperada villa de Cicerón. Esta iniciativa se enmarca en una serie de descubrimientos submarinos que están aportando una nueva y clara perspectiva sobre los asentamientos costeros romanos.
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