Cambio climático

Llevan 18 años robando toneladas de hielo de este glacial y los científicos acaban de encontrar al culpable

Los expertos ya conocían la “piratería del hielo”, pero nunca habían presenciado una tan rápida como esta

Una plataforma de hielo en el oeste de la Antártida, fracturándose alrededor de un punto de anclaje en su frente de desprendimiento.
Una plataforma de hielo en el oeste de la Antártida, fracturándose alrededor de un punto de anclaje en su frente de desprendimiento.Pierre DutrieuxEurekalert

La Antártida, 2025. El último lugar donde esperaríamos que se cometiera un crimen y, sin embargo, expertos de la Universidad de Leeds han declarado un caso inaudito de “piratería del hielo”. Durante los últimos 18 años, han estado desapareciendo toneladas de hielo de parte de un glacial conocido como Kohler Oeste, una pérdida superior a la que podríamos esperar por el cambio climático. De hecho, el glacial Kohler ya protagonizó numerosos titulares hace 9 años, cuando los expertos detectaron que se derretía a un ritmo sin precedentes. ¿Quién podría hacer tal cosa? ¿Acaso hay emprender un penoso viaje a la Antártida para hacerse con un cargamento de hielo? Evidentemente no, y es que este misterioso robo se vuelve mucho más sencillo de resolver si reparamos en que el ladrón no es humano.

El término “piratería de hielo” da mucho juego y, sin duda, los propios investigadores lo han explotado en una nota de prensa plagada de sinónimos como “steal” o “thieve” que, en castellano, podríamos traducir como “robar”. Nos ayuda a vestir una historia científica con pipas y gorros de detectives. Sin embargo, es innegable que se ha producido una transferencia de hielo inaudita y por causas naturales entre el Kohler Oeste y el Kohler Este, ralentizando el flujo del primero y acelerando el del segundo. No tiene tanto glamur, pero su importancia medioambiental es indiscutible, ya que nos ayuda a comprender mejor la compleja dinámica de estas masas de hielo. Solo con ese conocimiento podremos desarrollar mejores simulaciones para anticiparnos a los cambios que están por llegar.

Cifras preocupantes

Así que, hablemos de cifras: Siete corrientes de hielo en la región de Pope, Smith y Kohler en la Antártida han acelerado notablemente su desplazamiento en los últimos 18 años. Una de ellas casi ha duplicado su velocidad, aumentando un 87% entre 2005 y 2022. Otras tres corrientes incrementaron su ritmo en un rango del 60% al 84%, lo que significa que ahora se deslizan por el continente blanco como si llevaran viento en popa. De hecho, seis de estas siete corrientes superaban los 700 metros al año, es decir, avanzaban el equivalente a siete campos de fútbol en apenas doce meses, una velocidad que nos puede parecer lenta, pero que para un glacial sería olímpica.

En promedio, el ritmo de estas masas heladas se ha acelerado un 51% desde 2005, esto es como si pasáramos de ir a 100 kilómetros por hora con el coche a 151, un acelerón realmente notable para los 18 años en los que se ha producido. La autora principal, la Dra. Heather L. Selley, quien realizó este trabajo como investigadora doctoral en la Escuela de Tierra y Medioambiente de la Universidad de Leeds, dijo: “Creemos que la desaceleración observada en el glaciar Kohler Oeste se debe a la redirección del flujo de hielo hacia su vecino, Kohler Este. Esto se debe al gran cambio en la pendiente de la superficie del Kohler Oeste, probablemente causado por las tasas de adelgazamiento muy diferentes en sus glaciares vecinos.”

Un ladrón bastante rápido

La clave de esta investigación ha sido doble: por un lado, la velocidad a la que fluían hacia el mar las distintas partes de estos glaciales. Una medida que fue dada por las imágenes por satélite, analizando cómo iban desplazándose algunas marcas del glacial, como grietas. Por otro lado, han tenido en cuenta la velocidad a la que adelgaza el hielo a partir de los datos del CryoSat (ESA) de la Agencia Espacial Europea. En palabras de la Dra. Selley : “Como la corriente de hielo del Kohler Este está fluyendo y adelgazando más rápido a medida que avanza, absorbe o ‘roba’ hielo del Kohler Oeste. […] Esto es, en efecto, un acto de ‘piratería de hielo’, donde el flujo se redirige de un glaciar a otro, y el glaciar que se acelera está esencialmente ‘robando’ hielo de su vecino que se ralentiza.”

Y, como decíamos al principio, aunque la piratería de hielo era conocida, este caso tiene una peculiaridad que lo hace único. “No sabíamos que las corrientes de hielo pudieran ‘robar’ hielo unas a otras en un periodo tan corto, así que esto es un descubrimiento fascinante”, añade la Dra. Selley. “Es algo sin precedentes, ya que lo estamos viendo a través de datos satelitales y está ocurriendo en un período de menos de 18 años, cuando siempre pensamos que era un proceso extremadamente largo y lento.”

El cambio climático es complejo en el sentido más amplio del término: difícil de gestionar, complicado de comprender y endiabladamente intrincado. Este tipo de descubrimientos no son solo curiosidades, son pistas que nos ayudan a mejorar nuestro conocimiento y a desarrollar mejores predicciones. Así que, en este caso, el robo es algo que podríamos celebrar.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • El impacto medioambiental de este tipo de eventos es mucho más amplio de lo que solemos pensar. En este caso, la velocidad a la que fluyen estas masas de hielo hacia el océano puede acelerar notablemente la subida del nivel del mar y las consecuencias de eso pueden ser socialmente catastróficas. Más de 410 millones de personas podrían verse afectadas por este retroceso de la línea de costa antes de que termine el siglo.

REFERENCIAS (MLA):

  • Selley, Heather L., et al. “Speed-up, slowdown, and redirection of ice flow on neighbouring ice streams in the Pope, Smith and Kohler region of West Antarctica.” The Cryosphere, vol. 19, 2025, pp. 1725–1743. https://doi.org/10.5194/tc-19-1725-2025.