
Conservación
La megafauna marina existe, no hemos buscado donde correspondía
Esa es la conclusión de un estudio internacional realizado por unos 400 científicos de más de 50 países.

Un nuevo y exhaustivo estudio ayuda a identificar dónde las ballenas, tiburones, tortugas y otros gigantes oceánicos necesitan mayor protección y dónde los esfuerzos actuales resultan insuficientes. Liderado por Ana Sequeira, de la Universidad Nacional Australiana, y con el apoyo de las Naciones Unidas, el estudio, publicado en Science, analizó datos de 12.000 animales rastreados por satélite de más de 100 especies. Los resultados muestran cómo se desplaza la megafauna marina a nivel mundial y cómo sus comportamientos migratorios, alimentarios y reproductivos se intersectan con amenazas humanas como la pesca, el transporte marítimo y la contaminación.
Se trata de la iniciativa MegaMove, una colaboración masiva de casi 400 científicos en más de 50 países. El proyecto utilizó datos de registro biológico recopilados mediante etiquetas satelitales para fundamentar un nuevo plan de acción para la conservación de los océanos.
“Este es uno de los conjuntos de datos de rastreo marino más grandes jamás recopilados – explica Francesco Ferretti, coautor del estudio, en un comunicado -. No se trata solo de trazar líneas en un mapa. Necesitamos comprender el comportamiento animal y combinarlo con la actividad humana para encontrar las mejores soluciones. Los tiburones, por ejemplo, desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de ecosistemas marinos saludables, que a su vez sustentan la pesca y la recreación. Lo que les sucede a los depredadores en la cúspide de la cadena es que no solo tienen repercusiones en la red trófica, también pueden impactar en las economías locales”.
MegaMove se propuso fundamentar el objetivo 30x30 de las Naciones Unidas: una meta global para proteger el 30% de los océanos del mundo para 2030. El equipo utilizó algoritmos de optimización para proponer qué áreas deberían priorizarse para su protección en función del uso que las especies marinas hacen del espacio.
Sin embargo, los hallazgos muestran que incluso si el 30% de las áreas protegidas estuviera perfectamente ubicadas, no sería suficiente. Alrededor del 60% de los hábitats críticos de los animales rastreados seguirían estando fuera de estas zonas. No estamos buscando donde corresponde.
“Este proyecto muestra hacia dónde se dirige la conservación de la megafauna – concluye Ferretti -. Estamos presenciando una revolución en los enfoques de big data en las ciencias marinas. Los estudiantes necesitan formación no solo en trabajo de campo, sino también en ciencia de datos para afrontar los retos futuros”.
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