Astronomía

Nueva teoría sobre 3I/Atlas: ¿podría haber emitido la Señal “Wow!” hace 48 años?

El polémico autor Avi Loeb explica en un reciente artículo su particular visión de lo que pudo ser la señal emitida en 1977 y su relación con el cometa interestelar descubierto el pasado julio

Señal Wow!
Nueva teoría sobre 3I/Atlas: ¿podría haber emitido la Señal “Wow!” hace 48 años?Big Ear Radio Observatory and North American AstroPhysical Observatory (NAAPO)

El 15 de agosto de 1977, un radiotelescopio en Ohio captó una misteriosa señal de radio que dejó a los astrónomos boquiabiertos. Fue tan extraña e intensa, 30 veces superior a los sonidos normalmente emitidos por el universo, que el investigador Jerry Ehman escribió un sonoro “Wow!” en la hoja donde aparecía registrada. Desde entonces, la Señal Wow! se ha convertido en uno de los grandes misterios del espacio y de la búsqueda de inteligencia extraterrestre.

Durante casi cinco décadas nadie ha conseguido repetir ni explicar del todo aquel destello. ¿Fue un mensaje de otra civilización? ¿Un fenómeno natural que aún no entendemos bien? Ahora, el siempre mediático astrofísico Avi Loeb vuelve a agitar el debate con una nueva hipótesis: el responsable podría estar relacionado con 3I/Atlas, de quien el autor mantiene que se trata de una nave espacial extraterrestre y la mencionada señal, un mensaje emitido por la civilización que la pilota.

La idea de Loeb: un mensaje de otra civilización

Loeb, conocido por sus teorías que suelen tender a lo sensacionalista, señala que justo unos días antes de la famosa detección, el cometa 3I/Atlas pasó relativamente cerca de la región del cielo de donde llegó la señal. Según sus cálculos, la coincidencia es tan precisa que la probabilidad de que fuera casual es apenas del 0,6 %.

Si Wow! hubiera venido de allí, el objeto habría necesitado un transmisor potentísimo, del orden de un reactor nuclear terrestre. No es poca cosa. Para reforzar la idea, Loeb recuerda que la frecuencia de la señal, muy cercana a la del hidrógeno, el elemento más abundante del universo, podría estar vinculada con la velocidad a la que se movía el cometa al acercarse al Sol.

El propio Loeb reconoce que los datos no encajan del todo, pero aprovecha para abrir la gran pregunta: ¿qué deberíamos hacer si de verdad detectamos una señal artificial procedente de un objeto interestelar? Y ahí despliega un abanico de escenarios que van desde buscar una interacción con radio o láser hasta interceptar el objeto con una nave. Ciencia y ciencia ficción, todo mezclado.

¿Qué se sabe hoy de la Señal Wow!?

No todos comparten este entusiasmo. El astrofísico Héctor Socas, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y divulgador, ha compartido su con LA RAZÓN su propia visión con la relación entre 3I/Atlas y la Señal Wow!. Argumenta que Loeb se mantiene en ignorar los estudios publicados por otros autores, entre ellos, el trabajo más reciente, y posiblemente más relevante, sobre la Señal Wow!.

Ese trabajo al que se refiere Socas es un estudio publicado este mismo año que revisa a fondo la Señal Wow! a partir de datos inéditos del radiotelescopio Big Ear, en el que el propio científico canario es coautor. Durante años se pensó que esos archivos se habían perdido, pero gracias a voluntarios que los conservaron, un equipo internacional ha podido reanalizar la señal con tecnología actual.

El nuevo análisis ofrece una imagen mucho más clara de lo ocurrido aquella noche de 1977:

  • La señal no apareció en cualquier lugar, sino en una zona muy concreta del cielo, delimitada con más precisión que nunca.
  • Fue incluso más potente de lo que se pensaba: más de 250 veces más fuerte que las emisiones de radio de fondo.
  • Su frecuencia exacta indica que se trataba de algo en movimiento dentro de la galaxia, probablemente relacionado con nubes de hidrógeno frío.
  • Su duración y forma encajan con fenómenos astronómicos naturales, no con interferencias de antenas terrestres ni con satélites.

De esta manera, la explicación más plausible es que se trató de un fenómeno natural, aunque raro y difícil de repetir.

¿Y 3I/Atlas qué pinta en todo esto?

Si se compara esta revisión con la hipótesis de Loeb, el encaje no funciona demasiado bien. Sí resulta sorprendente que la posición exacta del Wow! queda a unos escasos grados de la trayectoria del cometa (una probabilidad del 0.6 % de que esto sea casual, según Loeb). Tampoco se han detectado emisiones de radio procedentes de 3I/Atlas, ni tendría sentido esperar que un cometa actúe como una especie de antena interestelar.

Como apunta Socas, la señal es mucho más coherente con fenómenos que ya conocemos (aunque no del todo) dentro de nuestra propia galaxia que con un objeto de paso como Atlas. Loeb es consciente de que sus ideas generan titulares. Ya lo hizo con ‘Oumuamua, otro objeto interestelar al que llegó a calificar como posible nave extraterrestre. Ahora repite jugada con 3I/Atlas y el Wow!. Pero, como recuerdan los especialistas, la ciencia necesita datos sólidos y no solo hipótesis llamativas.

La Señal Wow! sigue siendo un enigma, igual que 3I/Atlas, pero cada vez tenemos pistas más claras de que no vino de una civilización lejana, sino de un fenómeno natural poco común. Y eso también es fascinante: nos recuerda lo mucho que nos queda por descubrir en el propio vecindario cósmico.

¿Fue un cometa interestelar? Todo apunta a que no. ¿Fue una nube de hidrógeno emitiendo en el momento justo? Probablemente sí. ¿Podría haber sido otra cosa aún más extraña? Quién sabe. Por el momento, queda esperar un poco para conocer más del cometa interestelar que alcanzará su máxima aproximación a finales de este mes de octubre.