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Un profesor de Harvard explica por qué los humanos no fueron hechos para correr, sino para estar sentados
Un concepto importante en este análisis es el metabolismo basal, que representa entre el 60% y 75% del gasto energético diario de una persona en reposo

Las redes sociales se han convertido en un escaparate para la promoción de estilos de vida saludables. En plataformas como Instagram y TikTok, abundan los creadores de contenido fitness que muestran rutinas de entrenamiento, destacando los beneficios de la actividad física para la pérdida de peso y el bienestar general. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que el ejercicio, al menos como lo entendemos hoy, podría no ser tan natural para el ser humano como pensamos.
Daniel E. Lieberman, profesor de biología evolutiva en la Universidad de Harvard, plantea en su libro 'Exercised' que el ser humano no evolucionó para realizar ejercicio de manera sistemática. Según él, nuestros ancestros no entrenaban con propósitos de salud o estética, sino que se movían por necesidad, ya sea para recolectar alimentos o huir de depredadores. Lieberman subraya que el cuerpo humano está mejor adaptado para caminar que para correr y que, en realidad, sentarse no es un hábito tan perjudicial como suele afirmarse.
Este asunto no busca fomentar el sedentarismo, sino analizar los límites naturales del cuerpo. En redes sociales, a menudo vemos entrenamientos extremos que llevan a los deportistas al límite de su resistencia física, cruzando la delgada línea entre la mejora muscular y la sobrecarga neuronal. Lieberman advierte sobre los peligros de exceder los límites del organismo y destaca la importancia de la moderación.
Un concepto clave en este análisis es el metabolismo basal, que representa entre el 60% y 75% del gasto energético diario de una persona en reposo. Esto significa que el cuerpo consume una cantidad significativa de energía solo para funciones vitales, como la circulación sanguínea y la regulación de la temperatura. Por ello, el ejercicio excesivo puede generar un desgaste innecesario si no está bien gestionado.
Un equilibrio necesario
Lejos de demonizar la actividad física, Lieberman propone una visión equilibrada. En lugar de obsesionarnos con largas sesiones de entrenamiento o rutinas extremas, recomienda hábitos sostenibles, como caminar al menos 10.000 pasos al día. Además, desmitifica la idea de que estar sentado es perjudicial por sí mismo, sugiriendo que lo ideal es alternar posturas y moverse regularmente.
La conclusión del experto es clara: el ejercicio es beneficioso, pero no debe verse como una obligación antinatural. Más bien, debería adaptarse a nuestras capacidades y necesidades reales. En un mundo donde la presión por mantenerse en forma es constante, quizá sea hora de replantearnos si estamos siguiendo un camino saludable o simplemente cediendo ante una tendencia.
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