Genética

Una prueba de ADN confirma lo que mató realmente al ejército de Napoleón: fue su gran fracaso

El ADN extraído de los dientes de los soldados de Napoleón reescribe la historia de su trágica retirada de Rusia. No fue solo el invierno ni el tifus: un enemigo mucho más pequeño y silencioso también diezmó a la Grande Armée

La retirada de Napoleón desde Moscú
La retirada de Napoleón desde MoscúAdolph NorthenWikimedia Commons

La idea de que una única y devastadora epidemia de tifus aniquiló a la Grande Armée de Napoleón durante su retirada de Rusia en 1812 ha quedado obsoleta. Un nuevo estudio científico revela un panorama mucho más complejo, donde un cóctel de infecciones simultáneas se cebó con un ejército ya destrozado por el hambre y un frío implacable. La historia del «general invierno» es, en realidad, la de múltiples y silenciosos enemigos.

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De hecho, el vuelco en la narrativa histórica proviene de un lugar inesperado: los dientes de trece soldados hallados en fosas comunes en Vilna, la actual capital de Lituania. El análisis de su ADN ha sido tajante. Contra todo pronóstico, los investigadores no encontraron rastro alguno de la bacteria causante del tifus, el que hasta ahora era considerado el principal culpable de la masacre.

Por el contrario, lo que sí desvelaron las muestras genéticas fue la presencia de otros patógenos que atormentaron a las tropas napoleónicas. Los análisis, según informa el medio Science Alert, identificaron material genético de Salmonella enterica, responsable de la fiebre paratifoidea, y de Borrelia recurrentis, el agente de la llamada fiebre recurrente, una dolencia también transmitida por los piojos corporales que infestaban a los soldados. La identificación de estas antiguas bacterias resalta un problema que sigue vigente, ya que hoy en día la ciencia lucha contra un implacable asesino de humanos que se está volviendo resistente a los antibióticos.

El mito del tifus y los verdaderos culpables de la masacre

Asimismo, otros detalles del hallazgo arqueológico refuerzan esta nueva visión del desastre. En las tumbas no se encontraron armas, lo que sugiere que estos hombres no murieron en combate. Su final parece haber sido un colapso físico generalizado, una muerte lenta lejos del campo de batalla provocada por el agotamiento extremo y la hipotermia, agravados por las múltiples enfermedades.

En este sentido, el descubrimiento arroja nueva luz sobre uno de los episodios más sombríos de la historia militar europea. De los más de 600.000 soldados que formaban la célebre Grande Armée, se calcula que al menos la mitad perecieron en las heladas estepas rusas. Aunque el tifus queda ahora en entredicho como causa única, el nuevo escenario de múltiples patógenos no hace, sino confirmar el calvario que vivieron aquellas tropas en su trágica desbandada de 1812.