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Verano

¿Por qué los mosquitos zumban en nuestros oídos?

La clave está en la necesidad de sangre y en la detección de dióxido de carbono.

El mosquito Aedes aegypti larazon

Llega el verano y con él las dos caras de la misma moneda: las terrazas durante el día y los mosquitos en el oído durante la noche. Con una habilidad que deberían copiar muchos sistemas de GPS, estos insectos apuntan directamente al pabellón auditivo con destino final falta de sueño e irritabilidad. ¿Por qué estos insectos chupasangres rondan nuestros oídos? ¿Y por qué en verano? Vamos por partes.

Los mosquitos son más abundantes en verano porque las temperaturas más cálidas y el aumento de las lluvias crean las condiciones ideales para su reproducción y desarrollo. Las temperaturas más cálidas aceleran su metabolismo y reproducción, mientras que la abundancia de agua estancada proporciona el caldo de cultivo perfecto para sus larvas.

En cuanto al zumbido en el oído es, en su mayoría, un efecto secundario del aleteo del mosquito. Lo primero que hay que tener en cuenta que el sonido no tiene un largo alcance, así que lo notamos más cuando vuelan cerca de nuestros oídos.

Ese zumbido que oímos probablemente provenga de un mosquito hembra. Esto se debe a que los mosquitos macho y hembra llevan vidas muy diferentes. Los machos suelen rondar y sorber el néctar de las flores; los humanos les damos igual. Las hembras, sin embargo, necesitan alimentarse de sangre después del apareamiento para tener suficiente energía para producir huevos. De hecho, los mosquitos hembra están equipados con herramientas únicas para localizar a su próxima víctima.

Una de ellas es que cuentan con órganos que les permiten detectar, a distancia, el dióxido de carbono que exhalamos. El dióxido de carbono estimula al mosquito hembra a buscar un huésped. En otras palabras, los mosquitos zumban alrededor de nuestras cabezas porque es ahí donde expulsamos la mayor cantidad de dióxido de carbono al respirar.

Al acercarse, el mosquito hembra se centra en el calor corporal y la columna de dióxido de carbono para posarse sobre la víctima. El mosquito hembra utiliza sensores gustativos en sus patas para determinar si el humano, o cualquier animal portador de sangre, es adecuado para su próxima comida.

Y luego está ese sonido desquiciante. Cuando la hembra vuela hacia un objetivo, bate sus alas aproximadamente 500 veces por segundo a una frecuencia de 450 a 500 hercios. Esta frecuencia corresponde a la nota musical La, que, casualmente, es la que afina una orquesta antes de un concierto.

Si bien esto nos suena a un zumbido agudo, para los mosquitos macho es música. De hecho, los machos, cuyas alas baten a una frecuencia más alta que las hembras, perciben los dulces tonos de las hembras cuando buscan pareja. Así, a los mosquitos macho y a los humanos, nos vuelve loco el mismo sonido. La diferencia es que para ellos significa reproducción y para nosotros falta de sueño y malhumor.

Para evitar los mosquitos mientras dormimos hay varias opciones. Una es intentar evitar las ventanas abiertas y utilizar diferentes tipos de repelentes. También es útil mantener un ventilador encendido, para dificultar el vuelo de estos insectos o dormir bajo una red de mosquitos o con algún tipo de tapón auditivo. Lo que no podemos hacer es dejar de producir dióxido de carbono, el gas que les llama la atención.