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Salud mental

Los sensores de tu smartphone detectan psicopatologías

La información predice síntomas de afecciones, como la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático

Las cargas constantes de la batería se vinculan a ciertos tipos de psicopatologías La Razón

Si bien los resultados de las psicoterapias han sido demostrados en muchos estudios, la mayoría presenta algunos obstáculos. Y uno de ellos es el seguimiento del paciente. Puede que una frecuencia de tres horas semanales parezca hasta mucho en ciertos casos, pero la realidad es que, fuera del horario de consulta, el especialista debe confiar en la información que da el paciente y esta no siempre es objetiva.

Datos como las horas de sueño, el tiempo de actividad al aire libre o la sociabilización pueden ayudar a determinar patologías vinculadas a la salud mental e indicar tratamientos más adecuados.

Pero también hay un obstáculo para los expertos. Los diagnósticos que realizan a menudo se basan en “etiquetas” del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) y estas suelen ser muy heterogéneas y no colaboran, por así decirlo, con la consistencia imprescindible para definir una psicopatología, como la depresión o la ansiedad.

De modo que, desde ambos apartados, es imprescindible encontrar herramientas y estrategias que resulten imparciales y al mismo tiempo constantes en el tiempo, para realizar tanto las evaluaciones como señalar los efectos del tratamiento. Y un nuevo estudio publicado en JAMA, señala que ya las tenemos. Y más cerca de lo que pensamos.

Se trata de los sensores de los teléfonos inteligentes. En términos puramente tecnológicos, llevamos años usando el GPS para determinar nuestra ubicación y llegar a diferentes sitios. Esta herramienta, que sirve para determinar cuántos pasos hemos dado, por ejemplo, o los sitios que visitamos con mayor frecuencia, resulta ser también de ayuda para evaluar cuánto tiempo pasamos en casa, si sociabilizamos o si, por el contrario, nos quedamos “hibernando” en nuestra habitación.

El registro de llamadas, por ejemplo, también nos indica no solo los contactos más frecuentes, sino el tiempo que pasamos en las llamadas, si nos llaman más de lo que llamamos… todos indicadores de nuestro nivel de sociabilización. O todo lo contrario.

Todos estos son datos concretos, específicos y científicamente cuantificables que los expertos pueden evaluar para comprender los mecanismos que sostienen las psicopatologías y cómo actuar.

El estudio, liderado por Whitney R. Ringwald, experta en psicopatología de la Universidad de Minnesota, se ha llevado a cabo durante un año con más de 500 voluntarios que han cedido los datos de diferentes sensores o aplicaciones de sus móviles: GPS, acelerómetro, registros de llamadas, tiempo de pantalla y estado de la batería.

Los resultados muestran que los datos obtenidos permiten predecir el diagnóstico y la gravedad de los síntomas de afecciones como la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático.

Una de las ventajas del uso de estos sensores es que pasa desapercibido para los demás y para el paciente, al estar dentro del móvil, es algo que ya llevan consigo y no extraña a nadie. Al mismo tiempo están proporcionando información las 24 horas del día, lo que permite un seguimiento más preciso de los síntomas en entornos clínicos y de investigación.

Estos datos incluyen cuánto duerme, en qué horas y la calidad del sueño, también la frecuencia de carga del móvil (lo que indica su uso o dependencia de la persona en el dispositivo), las horas de actividad física y si esta es en grupo o individual.

Con toda esta información, el equipo de Ringwald, descubrió que existían vínculos muy claros entre diferentes trastornos y la información del smartphone. Por ejemplo, las personas con ansiedad tenían un gasto mayor de batería y un marcado número de desbloqueos de la pantalla inicial. Quienes tenían trastornos vinculados al desapego, no solo visitaban menos sitios, también había menos variedad. Y pasaban más tiempo en casa.

Las personalidades antagonistas mostraban mayores tiempos en la cama, menor frecuencia de carga del móvil y una duración de llamadas más breve. Aquellos que tenían desórdenes del pensamiento, por otra parte, evidenciaban un mayor tiempo en casa y menos actividad física.

“Nuestro estudio presentó limitaciones – señala el estudio - . En primer lugar, examinamos un conjunto relativamente limitado de marcadores conductuales, considerando la cantidad prácticamente infinita de variables que pueden derivarse de los datos brutos de los sensores y considerando que existen sensores de los cuales no pudimos recopilar datos (p. ej., el uso de aplicaciones). La investigación que incorpore más sensores y el desarrollo de variables que optimicen la estimación o la explicabilidad probablemente conducirán al descubrimiento de marcadores conductuales aún más completos”.

El uso de más sensores y también de aplicaciones (con el cuidado correspondiente a la privacidad) puede ser una herramienta muy importante en lo que respecta a futuros diagnósticos y tratamientos más eficaces. Y un cambio de paradigma en cuanto a sensores y werables que hasta ahora solo se utilizaban para salud física y ahora encuentren un nuevo objetivo en nuestra salud mental