Astronomía

Una supernova rompió parte de nuestra atmósfera

De acuerdo con los científicos, el estallido de rayos gamma fue tan poderoso que arrasó una parte de la atmósfera superior de la Tierra.

Restos de la supernova de Kepler
Restos de la supernova de Keplerlarazon

En astronomía, al igual que en geología, los tiempos son muy lentos. No solo pasan años hasta que descubrimos nuevos hallazgos, estos también toman años en manifestarse. Así es como, lo que hoy resulta un descubrimiento quizás es algo que ocurrió millones de años atrás. O apenas unos meses, según un estudio científico publicado en Nature: parece que en octubre de 2022 la humanidad pudo haber probado del desastre cósmico propio de una supernova.

De acuerdo con los responsables del hallazgo, liderados por Pietro Ubertini, del Instituto Nacional de Astrofísica, de una poderosa supernova a unos 1.900 millones de años luz de distancia sacudió el universo y envió una explosión masiva de rayos gamma que golpeó nuestro planeta.

Cuando fue detectada, los astrónomos la denominaron "BOAT", que significa "la más brillante de todos los tiempos" en una clara referencia a GOAT. Fue un evento extremadamente raro, y los científicos estiman que solo ocurre una vez cada 10.000 años y aun así o por ello mismo, tan potente que cada una de sus partículas tenía 6 veces más energía que la bomba de Hiroshima.

Meses después que esto ocurriera, el equipo de Ubertini ha analizado los datos y ha descubierto que el estallido de rayos gamma (GRB por sus siglas en inglés) fue tan poderoso que arrasó una parte de la atmósfera superior de la Tierra.

"El ozono se ha agotado parcialmente, ha sido destruido temporalmente", señaló Ubertini en una entrevista. Afortunadamente, la capa de ozono, una capa de la estratosfera de la Tierra que la protege de la dañina radiación ultravioleta, se reparó en cuestión de minutos, lo que significa que no era "nada grave, pero si hubiera estado más cerca podría haber provocado un desastre", según Ubertini.

Y es que las GRB son los tipos de explosiones más poderosos del universo conocido, lo suficientemente intensos como para tener efectos considerables incluso a grandes distancias interestelares. Utilizando simulaciones, los científicos han llegado a la conclusión de que un GRB en nuestra propia galaxia podría acabar con la capa de ozono de nuestro planeta durante años, provocando un evento de extinción devastador. Si tenemos en cuenta que la Vía Láctea tiene unos 52.000 años luz y que una explosión a 36.000 veces esta distancia hizo una brecha en nuestra atmósfera, el desastre del que habla Ubertini es bastante obvio.

El estudio es el primero que señala evidencia de que las supernovas distantes pueden eliminar los electrones en la ionosfera, una parte de la atmósfera superior de la Tierra que se extiende aproximadamente entre 80 y 640 kilómetros sobre la superficie, eliminando la capacidad de las moléculas de nitrógeno restantes para absorber sustancias potencialmente dañinas.

Así, la GRB que sacudió al mundo el año pasado fue probablemente “la más brillante que haya ocurrido desde que comenzó la civilización”, según Eric Burns, de la Universidad Estatal de Luisiana, en un comunicado. Pero el problema es que, en geología, al igual que en astronomía, los tiempos son muy lentos. Y una explosión de rayos gamma aún mayor ya pudo haberse producido, solo que su luz aún no llegó a nosotros.