Enfermedades

Comer para no enfermar o cómo prevenir el cáncer

No existe ninguna alimentación con propiedades mágicas

Una dieta rica en verduras, fruta, aceite de oliva, pescado y legumbres es una de las claves para mantener lejos a las enfermedades
Una dieta rica en verduras, fruta, aceite de oliva, pescado y legumbres es una de las claves para mantener lejos a las enfermedadesKIKE TABERNERLa Razón

¿De qué hablamos?

Pocos niegan ya la relación entre unos hábitos de vida saludables y una mejor calidad de vida. No hay alimentos milagrosos, ni que curen enfermedades, pero lo cierto es que una buena alimentación, junto con la práctica de ejercicio y hábitos sanos (como no fumar o eliminar el alcohol de nuestra dieta) previenen enfermedades como las cardiovasculares, endocrinas, hepatobiliares, óseas, trastornos de reproducción y hasta cáncer. En España se diagnostican cada año 200.000 nuevos casos de cáncer. La prevención no es una opción, es una obligación.

Empecemos por una obviedad: No existe ningún alimento con propiedades mágicas o milagrosas. Sin embargo, sí existen dietas saludables y apropiadas a la patología y dietas no saludables y desaconsejadas. Tener hábitos de vida saludables ayuda a prevenir el 40 por ciento de los cánceres, además de otras enfermedades como las cardiovasculares, endocrinas, hepatobiliares, óseas o trastornos de reproducción.

Además, está más que demostrado que existe una estrecha relación entre una buena alimentación y la prevención del cáncer. Ahí va un ejemplo: En 2006, el Grupo Español de Investigación de Cáncer de Mama realizó un estudio epidemiológico que determinó que una dieta rica en verduras, fruta, aceite de oliva, pescado y legumbres, así como limitar el consumo de productos grasos, carne, embutidos, dulces y bebidas azucaradas -en definitiva, la «dieta mediterránea»- podía reducir hasta en un 30 por ciento el riesgo de desarrollar cáncer de mama, según explica Patricia Ruiz, médico adjunto de la Unidad de Hospitalización domiciliaria de la Fundación IVO (Instituto Valenciano de Oncología).

Que el tabaco es la principal causa de cáncer del pulmón y es evitable también se sabe, quizás no tanto que el riesgo de padecerlo es 20-25 veces superior entre fumadores que entre no fumadores. Y en cuanto al alcohol todo consumo, insisten los especialistas, todo consumo, aumenta el riesgo de cáncer, especialmente si se trata de alcoholes destilados. Lo mejor es no consumirlo, y si no se puede, reducir al máximo su ingesta.

El tercer vértice de este peligroso triángulo es la mala alimentación. La obesidad es la responsable del 4 por ciento de los casos de cáncer en hombres y del 7 por ciento, en mujeres. Además dificulta el tratamiento y el pronóstico en pacientes que ya lo padecen, ya que aumenta la probabilidad de recidiva y progresión.

Es indiscutible que los malos hábitos de vida influyen negativamente en los pacientes. Y pese a que cada vez existe una mayor cultura gastronómica y alimentaria, también existe un exceso de información que nos lleva, paradójicamente, a la confusión. Por ello los especialistas recuerdan que es fundamental contrastar cualquier dato, incluidas las dietas milagro o «remedios que curan el cáncer», para no interferir negativamente en el tratamiento.

«Cometemos el error de dar por válido aquello que leemos, escuchamos o vemos sin discriminar la fuente de información. Muchas veces los pacientes quieren creer aquello que se les muestra como milagroso y confían en estilos de dieta, restricciones de alimentos o introducción de otros bajo el mensaje de que van a curarse. Debemos desterrar estos comportamientos por el bien de todos», asegura al respecto la doctora Ruiz.

Sabemos que la alimentación saludable que contribuye a protegernos contra el cáncer, es similar a la que se recomienda para ayudarnos a reducir el riesgo de otras enfermedades crónicas, como la diabetes o las cardiopatías.

Según nos recuerda el Código Europeo contra el cáncer, una alimentación saludable es aquella en la que se consume preferentemente alimentos de origen vegetal, con muchas frutas y verduras, algunas legumbres, como judías y guisantes, pan integral y otros alimentos feculentos, como pasta o arroz, cantidades moderadas de carne magra, pollo o pescado y lácteos parcialmente descremados, o bien alternativas vegetarianas, puede incluir también pequeñas cantidades de aceites vegetales (por ejemplo de oliva), frutos de cáscara y semillas y un poco, o nada, de sal.

Cada año se registran en España alrededor de 200.000 nuevos casos de cáncer, según los datos de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). De ellos, el colorrectal, el de mama y el de próstata son los que tienen una mayor incidencia. De ellos, la mayoría se podrían prevenir con una buena alimentación y unos hábitos de vida saludables.

La clave: la prevención

Está demostrado que seguir un estilo de vida saludable reduce la probabilidad de padecer cáncer. Además, la combinación adecuada de dieta y ejercicio nos ayuda a mantener un peso corporal saludable y a evitar otros trastornos asociados al exceso de grasa corporal, como cardiopatías o diabetes.

Es importante limitar el consumo de repostería, comida rápida y bebidas alcohólicas y azucaradas. También es conveniente consumir dos o tres raciones de fruta al día, verduras, legumbres, frutos secos y pan integral. La carne magra, el pollo, el pescado y los lácteos descremados deben formar parte de nuestra dieta.

Se recomienda realizar actividad física de manera regular, destinando un mínimo de entre 75 y 150 minutos a la semana de actividad intensa o moderada.

Por último, es importante seguir hábitos saludables como no fumar, limitar el consumo de alcohol y exponernos al sol de manera adecuada.