Lactancia

Amamantar contra viento y marea

CONSULTA LACTANCIA MATERNA

Sabemos todavía muy poco sobre la forma en que nuestra especie debe ser alimentada, decimos que un bebé a los pocos días de dejar de amamantar pierde el instinto de succión y no sabrá cómo obtener leche
Sabemos todavía muy poco sobre la forma en que nuestra especie debe ser alimentada, decimos que un bebé a los pocos días de dejar de amamantar pierde el instinto de succión y no sabrá cómo obtener lechelarazon

Si lo que hoy os quiero contar fuese una película de Scorsese, comenzaría con unas letras blancas sobre fondo negro que nos avisarían de que lo que vamos a ver está basado en hechos reales. Así que, pongámonos en situación y preparémonos para la historia de una madre coraje.

Cristina es una mujer con una enfermedad crónica que le obliga a tomar medicación. Un fármaco que la web e-lactancia.org califica de riesgo alto para la lactancia. Pero Cristina y Víctor, ¡ah!, perdonad no he presentado a Víctor. Es un bebé activo, sano, con un excelente desarrollo, pero tan alto como delgado. Ya sabéis, un bebé de esos a los que no se ve tan redondito, pero que rebosa salud. Ambos notaban que la lactancia, además de alimentar al bebé, les proporcionaba momentos únicos de felicidad.

Víctor se dormía pegado al cuerpo de su madre, era un lactante de alta demanda, dormía, se despertaba, comía, era feliz. Juntos acudían semana tras semana al taller de lactancia y allí Cristina nos contaba su experiencia tan positiva. A pesar de su enfermedad, ella estaba decidida a que Víctor lactara al menos los seis primeros meses de su vida. Para ello contaba con el importante apoyo de su pareja, así que, con una determinación de hierro y firmeza no reanudó su tratamiento. Antes, desde luego, consultó con su médico los problemas que le podía acarrear a su salud.

Pero Víctor quería más y cuando comenzó la alimentación complementaria, a pesar de comer «como una lima», no quería privarse de la leche de su madre y Cristina solo podía mostrarse feliz con aumentar el tiempo de lactancia. Pero como toda historia que se precie necesita de un antagonista y hasta aquí no ha aparecido, así que, le daremos la forma de las voces de sirena que oía Ulises y que comenzaron a sonar. «Víctor necesita más a su madre que la leche de su madre», «tú salud corre riesgos», pese a todo esto, Cristina no estaba dispuesta a claudicar con facilidad.

Víctor cumplió doce meses de lactancia, en el taller compartíamos el orgullo de Cristina e incluso comentábamos que ojalá todos los niños amamantasen hasta los doce meses. Pero ni Cristina ni Víctor estaban dispuestos a perder los beneficios que aporta la lactancia, por lo que siguieron y siguieron hasta que Víctor cumplió dos años. De nuevo, camino de Ítaca volvieron los cánticos de sirena que tanto confunden a las madres lactantes.

«Tu vida está en juego», «¿quieres privar a tu hijo de tu presencia», «el niño ya es mayor…». Cristina, como los hombres de Ulises, tapaba sus oídos con cera blanda. Además, consultó con e-lactancia.org qué supondría reponer la medicación para Víctor. La contestación fue la siguiente: «A su edad y dadas las pocas tomas que hará, puedes tomarte el medicamento. No le dará problemas».

A pesar de todo, la presión es constante y al final da sus frutos. Así que, después de dos años y medio de luchar contra viento y marea, Cristina le explicó a Víctor que ya no podía seguir tomando su leche. La teta estaba cansada y tenía que descansar. Sin desearlo ninguno de los dos, llego el día, en que se terminó la lactancia. Víctor fue privado del alimento que tanto le gustaba, a pesar de seguir manteniendo su nexo de unión particular con la «teta», ya que cuando estaba cansado, o necesitaba de arrumacos, seguía corriendo a los brazos de mamá poniendo siempre su manita encima de su pecho.

Un día después de dos meses y medio sin tomar teta, Víctor estaba con febrícula, Cristina lo tenía en brazos y Víctor se aproximó a su pecho con intención de mamar, y sin que su madre pudiera reaccionar, se cogió al pecho y empezó a succionar. Cristina pensó que después del tiempo transcurrido ya no obtendría leche. Su sorpresa fue mayúscula cuando, al separarse Víctor, comprobó que de su pecho goteaban chorros de leche. Ambos se miraron y sonrieron.

Han transcurrido ya seis meses de aquel día, y Víctor continua tomando leche materna.

Cuando me lo contó, pensé que debía compartirlo. Sabemos todavía muy poco sobre la forma en que nuestra especie debe ser alimentada, decimos que un bebé a los pocos días de dejar de amamantar pierde el instinto de succión y no sabrá cómo obtener leche del pecho, pero como pueden ver la norma no siempre se confirma.

Además deseaba compartirlo para que nadie se extrañe que un niño de esta edad o más continúe lactando, ya que, al fin y al cabo está tomando mucho más que un alimento, y realmente lo que debería asombrarnos es ver a niños de estas edades tomar bebidas azucaradas, bollerías, zumos industriales o cualquier otro alimento procesado de los que parecen sanos porque en sus envoltorios refleje que son «naturales» sin pararnos a pensar las graves consecuencias que tienen para la salud. La leche materna protege la salud tanto del bebé como de la madre. Así que todos deberíamos de felicitar a Cristina y a otras tantas madres que, como ella, fomentan salud.

Pueden enviar sus preguntas a consultalactancia@larazon.es