Valencia
De paseo por la plaza de la discordia
La explanada del Ayuntamiento de Valencia se cierra al tráfico a partir del 20 de marzo con críticas al plan de Gobierno de Ribó
Hay fechas que saltan del calendario para anclarse en la memoria colectiva. El 20 de marzo de 2020 será una de ellas, al menos para los 800.000 vecinos de Valencia y para los millones que cada año vienen a visitarla y han hecho de ella su segunda casa.
Si creemos a Heráclito y asumimos como mantra que todo cambia y nada permanece, estamos de enhorabuena, porque la capital valenciana está a punto de cambiar. Y mucho. Pero si nos dejamos convencer por el refranero popular valenciano y somos de los que preferimos la «senda vella» por encima de la «novella», vamos a tener que armarnos de paciencia.
La ciudad, aún de resaca fallera, estrenará nueva plaza, la del Ayuntamiento. 12.000 metros cuadrados robados al coche y regalados al peatón a partir del próximo día 20. En total, 21.000 metros cuadrados para pasear o montar en bicicleta o patinete. El tráfico rodado solo se permitirá al transporte público, taxis y servicios de emergencias.
La medida, como suele ser habitual en estos casos, no ha sido recibida por todos del mismo modo. La defensa más tenaz viene, obviamente, de sus promotores, el Gobierno local liderado por Joan Ribó, pero con el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, como protagonista, víctima y verdugo, que insiste, una y otra vez, en «recuperar y poner en valor las plazas de la ciudad», y que no se sonroja al mirar de reojo ejemplos de peatonalización del nivel del Times Square en Nueva York.
En el otra esquina del ring, la oposición y la asociación de Comerciantes del Centro Histórico y el Ensanche. Los primeros, con una batería de críticas tan extensa como planes tiene Grezzi para el Cap i Casal y en alerta frente a las intención de este de «barcelonizar» Valencia. En palabras de la portavoz del grupo municipal popular, María José Catalá: «El Gobierno de Ribó quiere crear un centro fantasma, de turismo barato y con múltiples problemas. No queremos un centro lleno de franquicias y de turistas ‘low cost’». Mientras, los pequeños empresarios, enfadados con el italiano por ignorarles y «engañarles» con el cambio previsto en la Calle Colón, que el 23 de marzo pasará a ser de un solo carril para el transporte privado.
Los de Compromís (al frente del Gobierno local) nunca ocultaron su intención de hacer de Valencia, «una ciudad más amable», aunque haya sido a costa del enfado de gran parte de los vecinos que no entienden las formas ni las premuras de un plan destinado a cambiar Valencia para siempre.
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