Las claves de por qué la Comunitat Valenciana lo está haciendo mejor

La detección y estudio de los primeros brotes, la vigilancia de la trazabilidad de los casos -“hasta que se perdió”- y una rápida actuación en la puesta en marcha de protocolos y estrategias son las claves de por qué la Comunitat valenciana comienza a contener la curva antes que otras autonomías y explican por qué el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha felicitado a la consellera del ramo, Ana Barceló, por ser esta una de las autonomías que mejor está controlando la pandemia.

Barceló siempre se ha mostrado cauta a la hora valorar los datos, pero admite que hay motivos para el optimismo, como el creciente número de altas, el hecho de que los fallecimientos comiencen a decrecer (no todos los días) o que la ocupación en las Unidades de Cuidados Intensivos no llegue al 63 por ciento. Con todo, habrá que esperar al fin de la crisis sanitaria para que los expertos determinen las auténticas razones que expliquen la progresión de esos datos, matiza la consellera.

Hay muchas cosas que el Consell, y con él la Conselleria de Sanidad, ha hecho bien. La Comunitat valenciana ordenó el 12 de marzo la suspensión de forma indefinida de las clases; lo hizo siguiendo las recomendaciones del Gobierno central, que dos días más tarde decretaría el estado de alarma que suponía, sin excepción ninguna, el cierre de los centros educativos y el aislamiento preventivo de 47 millones de españoles.

También fue la primera autonomía que recibió el material sanitario que compró en China. El primero de los aviones fletados por el gobierno de Ximo Puig aterrizó en el aeropuerto de Zaragoza el pasado 24 de marzo. El primero de los pedidos encargados al gigante asiático por el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso llegó diez días después, el 2 abril.

Al Ejecutivo valenciano también se le reconoce haber encargado la construcción de tres hospitales de campaña cuando el pico de contagios aún no había alcanzado el millar.

Lista de errores

Pero también existe un apartado de errores, entre los que destacan el retraso en el reparto de material sanitario a los centros de salud y hospitales; la tardanza en aplicar los protocolos (como el que permite comunicarse a los pacientes ingresados con sus familiares o el que separa a los residentes sanos de los enfermos en los centros de ancianos); los fallos de medios tecnológicos (la aplicación móvil anunciada hace dos semanas aún no se ha puesto en marcha por "problemas técnicos), así como la ausencia de diálogo con los colectivos sanitarios (la última queja procede de las matronas, que critican la prohibición de acompañar a las madres durante el parto) o la escasez de pruebas que se les han realizado al personal que se encuentra en la primera línea de contención.

Así las cosas, la consellera ha reivindicado este martes, Día Mundial de la Salud, a las instituciones y profesionales que velan por ella en un momento en el que la pandemia “nos ha robado los abrazos, las caricias, los besos". Según ha declarado, "hoy, más que nunca nos enfrentamos a una pandemia global, sabemos cuál es el valor real que tiene la salud para todas las personas, pero también sabemos lo que pone de relieve esa falta de salud y la vulnerabilidad de muchos grupos de población, la fragilidad y el peligro de la exclusión en muchos casos”.

Tampoco ha querido dejar pasar la oportunidad de reivindicar el trabajo del personal sanitario, “que es fundamental, es el corazón de la sanidad” y que está “contribuyendo de esta manera tan entregada y generosa a combatir un pandemia que jamás nos podríamos imaginar".