Sanidad
Jóvenes en paro y mayores con familias a su cargo, nuevos usuarios de Cáritas
Cáritas Interparroquial ha cambiado el perfil de sus usuarios con la atención a jóvenes que se han quedado sin empleo o afectados por un ERTE, mayores que viven solos o apoyan económicamente a sus familias y migrantes en situación irregular que se han quedado sin ingresos a la espera de protección internacional.
Es el caso del economato dependiente de Cáritas de las parroquias San José, la Asunción de Nuestra Señora, Nuestra Señora del Buen Consejo y San Luis Bertrán en Torrent, que abrió sus puertas hace cuatro años atendiendo a unas 40 familias y ahora asiste a 505, de ellas 102 nuevas desde la declaración del estado de alarma.
Ángel Antonio Martínez, director del economato interparroquial, señala en una conversación con Efe que también ha cambiado el perfil de los voluntarios que atienden este servicio, que en su mayoría eran mayores de 60 años, jubilados que se ofrecían para ayudar a los colectivos más vulnerables, pero que al ser un grupo de riesgo de contagio pasaron a un segundo plano.
Hasta ahora, los economatos de Cáritas atendían sobre todo a familias vulnerables, con situaciones económicas precarias y cronificadas, residentes en las zonas más humildes del municipio y migrantes regularizados con situaciones económicas muy difíciles.Para acogerse al servicio, que ofrece alimentos y productos de primera necesidad a mitad de precio, tenían que estar empadronados en el municipio y justificar sus ingresos, así como las ayudas sociales que percibían.
Estos requisitos han cambiado desde mediados del pasado marzo, con la declaración del estado de alarma, al ampliarse la atención a personas y familias de otros colectivos sociales que nunca habían requerido la asistencia de Cáritas."Las parroquias se hacían también cargo de otros casos puntuales", explica Martínez, de personas que no habían solicitado la ayuda de este servicio, una excepcionalidad que ha tenido que ampliar ante la situación precaria en la que han quedado muchas familias por la crisis provocada por la pandemia del coronavirus.
Según han informado a Efe fuentes de Cáritas Interparroquial, en los dos últimos meses ha cambiado el perfil de usuarios de los economatos de la institución, que está atendiendo a personas que se han quedado sin empleo o han ingresado en un ERTE, jóvenes y personas solas con empleos muy precarios.
También a mayores que viven solos o apoyan económicamente a sus familiares y migrantes en situación irregular o a la espera de protección internacional que se han quedado sin ningún ingreso y que no habían pedido ayuda anteriormente a ninguna institución.Para ello, Cáritas afronta un esfuerzo económico “importante”, señala Martínez, quien asegura que en una semana han llegado a atender a 196 familias, “asumiendo costes de hasta 1.900 euros en esa semana solo en alimentos”.
La atención presencial de los servicios sociales se ha visto reducida, “y a ello hay que añadir una brecha tecnológica muy importante entre estas personas más vulnerables, que no saben como acceder a las ayudas telemáticamente”, advierte.
El economato ofrece productos de primera necesidad, como arroz, harina y azúcar e infantiles (pañales, papillas, cereales o rosquilletas) y de higiene personal, y también de limpieza del hogar.
Martínez agradece las muestras de solidaridad de muchas personas que están donando alimentos perecederos y de los voluntarios que se han ofrecido a colaborar en el servicio, pero lamenta que al pararse toda la actividad en torno a la parroquia se han tenido que suspender los rastrillos y colectas que se hacen a principios de mes para sufragar los gastos del economato."Necesitamos financiación", asegura, a la espera de que el retorno paulatino de la “normalidad” pueda volver a reactivar la recogida de ayudas a través de campañas solidarias y recolectas.
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