Gastronomía

El Gran Colpet, gastrónomos convencidos

Su aspiración, y esa es su ventaja, es que el bien y la felicidad pueden encontrarse en barras y restaurantes

Aunque no todo lo explica la amistad de los socios, nada se justifica sin ella
Aunque no todo lo explica la amistad de los socios, nada se justifica sin ellaLa RazónLa Razón

Después de cien días de confinamiento, sin que la pandemia parezca despejada y todavía con el trauma abierto de las limitaciones en la restauración, versus distancias obligatorias en barras y terrazas, nos encontramos, el pasado 7 de julio, con una fantástica noticia como es la creación de una asociación gastro-enológica que lleva por nombre El Gran Colpet y la fecha, me aseguran, no es azarosa.

El Gran Colpet nace escrito con la primera persona del plural de sus 14 socios fundadores. Gastrónomos acreditados, sin alharacas ni rarezas, con talla y hechuras «gourmet», que combaten en el mismo bando comensal sin renunciar a sus personalidades. Su nacimiento resulta valioso por su coherencia y por su valentía, porque supone una toma de posición en estos momentos de incertidumbre. Sus estatutos transmiten lealtad culinaria, civismo comensal  y amor a los valores fundamentales de la restauración. 

No pretenden ser los vigilantes de la ortodoxia culinaria, ni sargentos de la pureza enológica de las catas, ni capitanes que reparten certificados de buena conducta «gourmet», simplemente disfrutar con conocimiento y causa, sin olvidar el margen a la interpretación y a los matices del mundo de la gastronomía.  

Las búsquedas de satisfacciones inmediatas centellean durante la firma del acta fundacional en el interior de la ejemplar Bodega Albarizas (Antonio Suarez, 29), donde refulgen los paladares goyescos al probar los excelentes vinos propuestos. Nuestros protagonistas conectan en ese punto: no se despiden nunca del deseo - los amores gastronómicos culminan - y cabalgan a lomos de su paladar. Galopan sin tomar atajos, respetando al milímetro el código de normas de la restauración al que pertenecen en calidad de clientes. También eso da la medida de su futura grandeza.

No hay duda que la fundación de El Gran Colpet está animada por las mejores intenciones. Aunque sus principios se basan en una saludable falta de pretensiones innecesarias, en su quehacer anual pretenden programar una serie de acciones dirigidas a fomentar la gastronomía: viajes, catas, jornadas, encuentros, tertulias, concursos, homenajes, efemérides, acciones editoriales, sin olvidar actos de responsabilidad social.

Lo mejor está por venir

Enumerar todas las propuestas equivaldría poco menos que poner en fila todas las sillas de la nueva terraza de la Bodega Albarizas. Pero eso será otra historia el próximo otoño.

Defienden el valor de una hostelería robusta en todos los ámbitos. Algunos de sus socios son capaces de vislumbrar los casi infinitos placeres, sutilezas y complejidades que se detectan en los restaurantes, hazañas por las que les felicito y de las que aprendemos diariamente. Aunque algunos subestiman y otros sobrevaloran estas sociedades, la mayoría compartimos su imbatible entusiasmo y tenemos el atrevimiento de tratar de razonarlo en público. 

Su esencia consiste en un incansable e insaciable querer gastronómico con causa y principio «gourmet» y en la búsqueda cotidiana del apetecer enológico, entre amigos, bajo la banda sonora de tertulias informales. Aunque no todo lo explica la amistad de los socios, nada se justifica sin ella. Esa es la cuestión de fondo, todo lo demás es apenas espuma en la superficie.

Para estos gastrónomos, la pasión por conocer nuevos restaurantes no es frágil, ni está descafeinada, ni supone un gesto ornamental, porque la conciben como algo esencial en la vida comensal. Su querencia por descubrir las novedades no es postiza. Aunque su adscripción identitaria a la restauración valenciana es reconocida, su ámbito de acción será nacional.

Se ha dicho tantas veces que ya es casi un cliché: acabamos de vivir una época dorada de la restauración. Pero ellos siempre han comulgado, y no por el gusto de llevar la contraria, con otra idea… las mejores sobremesas están por venir. Su aspiración, y esa es su ventaja, es que el bien y la felicidad se pueden encontrar en barras y restaurantes. De eso se trata y en eso están. Ojalá este caminar que inician tenga el éxito que se merecen. El Gran Colpet, gastrónomos convencidos.