Economía

Puig y los agricultores valencianos responden a Yolanda Díaz: lo que hay que vigilar es el precio que cobran los productores

La ministra de Trabajo propuso crear un precio máximo para ciertos alimentos

El president de la Generalitat, Ximo Puig, se reúne con las organizaciones agrarias y el sector agroalimentario para explorar vías de colaboración en la prevención de incendios
El president de la Generalitat, Ximo Puig, se reúne con las organizaciones agrarias y el sector agroalimentario para explorar vías de colaboración en la prevención de incendiosBiel AliñoAgencia EFE

La respuesta a la propuesta de la ministra de Trabajo y vicepresidenta, Yolanda Díaz, de establecer un precio máximo para ciertos productos básicos de la cesta de la compra, ha tenido una respuesta contundente y unánime desde la Comunidad Valenciana: lo importante es que el precio que reciba el agricultor sea justo y esté por encima del coste de producción.

Sin referirse a las declaraciones de Díaz expresamente, el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, ha señalado hoy que “existe una diferencia excesiva entre el precio que se paga al productor y el que paga el consumidor” final por un producto agroalimentario, un hecho que “se debe superar a través de la Ley de la Cadena Alimentaria” porque “no tiene ningún sentido”.

En la misma línea se ha pronunciado la consejera valenciana de Agricultura, Desarrollo Rural y Transición Ecológica, Mireia Mollà, quien ha afirmado que le parece “muy importante” establecer un tope de precio para los productos básicos y ha asegurado que si la medida “va a buen puerto significará que se puede poner un precio mínimo y pagar a los agricultores lo que corresponde”.

Mollà ha subrayado que, aunque existe una Ley de la Cadena Alimentaria que dice que no se puede pagar por debajo del precio de producción, no queda definido qué es ese coste de producción, por lo que la mejor manera de establecerlo es con un precio mínimo.

“Estoy de acuerdo en topar el precio máximo y en tener un precio mínimo para el agricultor, de hecho me parece mas importante porque estamos perdiendo agricultores por no establecer ese precio mínimo al que pagarles”, ha asegurado Mollà, quien ha señalado que espera que “fructifere” la propuesta de Díaz y que luego el ministro de Agricultura, Luis Planas, “se ponga a negociar un precio mínimo para los agricultores”.

Por su parte, el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), Cristóbal Aguado, ha pedido hoy que se cumpla la Ley de Cadena Alimentaria, de manera que se prohíba de verdad la venta a pérdidas. Aguado se ha pronunciado de este modo después de que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, propusiera ayer establecer unos topes al precio de determinados alimentos básicos. “Ahora que está abierto este debate, lo que debería hacer el Gobierno es investigar qué está pasando en la cadena alimentaria, por qué unos ganan mucho dinero, mientras que los productores recibimos los mismos precios que hace 40 años y los consumidores cada vez pagan más caros los alimentos”, ha indicado Aguado.

En este sentido, ha señalado que es imprescindible que las administraciones actúen para garantizar una cadena agroalimentaria equilibrada donde todos los eslabones obtengan un precio justo para que, en última instancia, “los consumidores también paguen un precio justo por unos productos tan básicos y necesarios como son los alimentos”.

“En la mayoría de cultivos y ganaderías, los productores estamos vendiendo por debajo de los costes de producción”, ha asegurado. En el caso de la naranja, según las primeras cotizaciones publicadas por la Mesa de Precios de Cítricos del Consulado de la Lonja de Valencia, los precios ofrecidos a los agricultores se sitúan un 20% por debajo de los costes de producción. La variedad más implantada en la citricultura valenciana, la Navelina, reúne en este tramo inicial de la campaña unos precios entre 0,18 y 0,24 €/kg, cuando los costes de producción se han incrementado un 40% en el último año y ya se aproximan a los 0,30 €/kg.

“Hace falta un diálogo social para que la economía ruede con fluidez y sin tantas fricciones, que acaban pagando productores y consumidores. Que no se rompa la cadena por el lado más débil. Y más en un contexto de guerra como el que vive Europa”, concluye Aguado.