Turismo

Cómo controlar la llegada de turistas a la isla más pequeña de España

El Ayuntamiento de Alicante crea una comisión para solucionar las necesidades de la isla de Tabarca

Imagen de la Isla de Tabarca
Imagen de la Isla de TabarcaLa RazónTabarca

No hay Alicante, ni Santa Pola, sin isla de Tabarca ni a la inversa. Reserva marina desde 1986 es un paraíso cercano que se divisa desde algunos puntos de la costa de la provincia y que forma parte de la memoria colectiva de generaciones y generaciones de alicantinos. De momento, el Ayuntamiento de Alicante, del que depende administrativamente la isla, no tiene previsto limitar el acceso de los turistas.

No obstante, el debate está abierto y no es un debate nuevo. Prueba de que hay que abordar las consecuencias negativas que sobre la conservación de la isla y su entorno marino tiene la llegada masiva de turistas, sobre todo en los meses de temporada turística alta, julio y agosto, es la reciente constitución de la comisión delegada del Pleno sobre la Isla de Tabarca. Una comisión que comenzará a trabajar en septiembre y que está presidida por el vicealcalde y concejal de Medio Ambiente, Manuel Villar, y participada por representantes de todos los grupos políticos con representación municipal.

Su objetivo no es otro que abordar cómo funcionan los servicios públicos para, en palabras de Villar, “tener un conocimiento más detallado sobre la isla y la evolución de esos servicios, tratando de buscar soluciones a los asuntos que se planteen de una manera consensuada y con el conocimiento de todos”.

Para debatir sobre el futuro de la isla se contará también con las tres asociaciones existentes en la isla, la Asociación de Vecinos de Tabarca, la Asociación de Empresarios de Hostelería de Alicante (APEHA), así como la Asociación Tabarca Cultural.

En pleno debate en Alicante y otras ciudades de España sobre los efectos negativos que el turismo de masas tiene sobre las urbes no es de extrañar que plantee la necesidad de poner límite, es decir, de regular la llegada de turistas a un lugar que tiene apenas 1.800 metros de largo y 450 metros de ancho; en Tabarca viven 60 apenas personas, siendo la isla habitada más pequeña de España y, en consecuencia, de la Comunidad Valenciana.

La isla en días de mucha afluencia recibe hasta 10.000 personas, según datos del Instituto de Ecología Litoral, lo que supone una gran presión sobre el ecosistema de la isla. Ese flujo de visitantes se produce en julio y agosto, cuando los turistas viajan hasta allí en tabarqueras tanto desde la ciudad de Alicante como desde Santa Pola. A ellos se suman las visitas a la isla en embarcaciones privadas que fondean alrededor de la isla, dado el gran atractivo de sus fondos marinos en los que, por tener la catalogación de reserva marina, no se puede pescar.

Este verano, no obstante, no habrá ninguna restricción a la llegada visitantes, tal y como explicó la concejala de Turismo y portavoz del Gobierno Local, Ana Poquet, por lo que no habrá ningún control sobre el número diario de personas que pueden acceder y visitar la isla. En cualquier caso, y con el tema del turismo de masas en el foco de la opinión pública y en el foco mediático, Poquet remitió a la citada comisión delegada del Pleno para abordar esa cuestión, como tantas otras, sobre la isla.

Entre las viejas demandas de los habitantes de la isla figuran disponer de un sistema público de transporte; hay que recordar que quedó desierta la última convocatoria de concurso para dotar a los isleños de una comunicación adecuada y que así no cuenten solo con el servicio privado de las conocidas tabarqueras.

También está pendiente la mejora de los servicios públicos que atienden las necesidades de limpieza, recogida de residuos, sanidad y seguridad en la población, mínima en los meses invernales, pero muy abundante en la época estival.