Agricultura

Barrachina reclama al Ministerio de Agricultura autorizar fitosanitarios claves para el futuro de los campos valencianos

El conseller pone énfasis en dos insectos que llevan décadas en la cuenca Mediterránea y afectan al caqui y que todavía son considerados especies exóticas invasoras

Barrachina reclama al Ministerio de Agricultura autorizar fitosanitarios claves para prevenir plagas
Barrachina reclama al Ministerio de Agricultura autorizar fitosanitarios claves para prevenir plagasGVA

El conseller de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca, Miguel Barrachina, ha denunciado las dificultades que afrontan los productores de caqui de la Comunitat Valenciana debido a la negativa del Gobierno de España a autorizar tratamientos fitosanitarios y enemigos naturales de plagas, “imprescindibles para garantizar la sanidad de los cultivos”.

Barrachina ha realizado estas declaraciones durante la visita a las obras de mejora del edificio del Servicio de Sanidad Vegetal en Silla junto con la directora general de Producción Agrícola y Ganadera, Maria Àngels Ramón-Llin, y el jefe de servicio de Sanidad Vegetal, Vicente Dalmau.

El conseller ha recordado que la autorización de productos fitosanitarios y otros medios de defensa fitosanitaria, incluidos los insectos útiles, depredadores o parásitos, corresponde al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Sin embargo, si el insecto debe ser importado porque no se encuentra en territorio nacional, la autorización recae en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), al considerarse especie exótica.

Desde la Conselleria se ha solicitado al Ministerio de Agricultura la inclusión de dos enemigos naturales de plagas del caqui, que según informes del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) llevan décadas presentes en la Comunitat Valenciana y, por tanto, no deberían considerarse exóticas.

En el caso de 'Anagyrus fusciventris', enemigo natural del cotonet del caqui, el MAPA lo considera especie exótica y remite la autorización al MITERD, que rechaza la solicitud. “Esta decisión deja a los productores valencianos sin una herramienta eficaz que podría reducir significativamente el destrío provocado por esta plaga”, ha explicado Barrachina.

De manera similar, el parasitoide 'Encarsia lahorensis', enemigo natural de la mosca blanca y presente en la cuenca mediterránea desde hace más de 40 años, sigue sin recibir autorización para su cría y suelta. “Desde noviembre de 2024 hemos solicitado esta medida al MAPA y, casi un año después, seguimos sin respuesta oficial”, ha denunciado el conseller.

“Estas decisiones del Gobierno central, que ignoran la evidencia científica y la realidad de nuestros cultivos, ponen en riesgo la productividad y la rentabilidad del sector del caqui valenciano. Seguiremos trabajando para que se otorguen las autorizaciones necesarias, porque los agricultores no pueden seguir siendo víctimas de una burocracia que impide controlar eficazmente las plagas”, ha subrayado Barrachina.

Por último, el conseller ha recordado que “la Generalitat ha destinado 39 millones de euros a reforzar la sanidad vegetal, con el objetivo de mejorar la prevención, el control y la erradicación de plagas y enfermedades agrícolas en toda la Comunitat Valenciana”.

Obras Edificio Sanidad Vegetal

Las obras, que cuentan con un presupuesto de 1,1 millones de euros, incluyen la reforma y unificación de cabinas interiores y exteriores, adecuación de los espacios de cría de insectos útiles, construcción de aceras perimetrales para evitar humedades, demolición de invernaderos y estructuras deterioradas, y diversas reparaciones en el edificio.

Estas actuaciones tienen un impacto ambiental positivo, incluyendo la instalación de placas fotovoltaicas para autoconsumo, la reducción de la huella de carbono y la gestión ambiental sostenible durante la ejecución, con menor generación de residuos, uso de materiales menos contaminantes y reciclaje.

Estas actuaciones buscan fortalecer las capacidades técnicas del insectario, mejorar la seguridad y salud laboral y garantizar un control biológico más efectivo y sostenible de las plagas.