Amamantando la vida
Claves para volver al trabajo y mantener la lactancia
Los bebés, aunque pequeños son muy listos, pero también muy resilientes
La vuelta al trabajo remunerado es para la gran mayoría de madres que amamantan un quebradero de cabeza. Dejar a un bebé tan pequeño, les llena de inquietud. Como madre te invade la pena por tener que dejar a tu hijo/a, una situación que no pasa inadvertida para el bebé, que parece saberlo y demanda querer estar pegado solo al pecho. Es común oír frases como estas: «Parece que sepa, que en breve me incorporo a trabajar», «está retrocediendo, no para de demandar teta como cuando era recién nacido», «no me deja tiempo para extraerme leche, no sé cómo me las voy a arreglar para calmar su hambre».
Preocupaciones habituales que experimentan y verbalizan una gran mayoría de madres antes de volver al trabajo. Puedo decir, teniendo como experiencia los talleres de lactancia, que la vivencia de otras madres, que ya han pasado por estas circunstancias, amortigua esta preocupación. «No te preocupes, cuando no estés demandará menos. Mi bebé prefería esperar a que yo regresara… se negaba a tomar el biberón de mi leche».
La ley no protege lo suficiente a la madre que amamanta, ofrece un tiempo muy reducido por permiso de lactancia, al finalizar la licencia por maternidad. Seguro que gran parte de las preocupaciones disminuirían si la incorporación al trabajo fuese a los seis meses de vida del pequeño, con la introducción de otros alimentos en la dieta del lactante, la madre no tendría la preocupación de hacer ese personal banco de leche o con una cantidad menor sería suficiente. El bebé de seis meses en ausencia de mamá puede tomar otros alimentos para calmar su hambre y volver a mamar cuando la mamá regresa del trabajo. Una hora al día de lactancia es insuficiente, por mucha flexibilidad que se ofrezca para disponer de este tiempo. Incluso optando por la acumulación de las horas de este permiso para obtener días enteros, una alternativa valiosa, y que suele sumar 15 días a la licencia por maternidad, sigue siendo insuficiente. No cumple las expectativas de una lactancia a demanda y tampoco facilita alcanzar los seis meses estipulados de lactancia materna exclusiva.
Para ninguna madre, amamante o no, le es sencillo tener que separarse de su bebé. Cuando una mujer elige amamantar, ha pasado muchas horas con el bebé en brazos amamantándolo, y cada vez que el bebé mama en el cuerpo de la mujer se produce una descarga de oxitocina, que es fundamental para que la madre experimente un fuerte instinto de protección y un vínculo afectivo entre madre y bebé. Cuidado, con lo dicho, no quiero que nadie me malinterprete, las madres que no amamantan, también pueden crear este vínculo único con el bebé, sobre todo cuando es la madre quien se encarga de alimentarlo, aunque este tipo de interacción no se limita exclusivamente a la alimentación, el llevar a cabo acciones como abrazar al bebé, acariciar su piel y tener tiempo de calidad juntos puede fortalecer el vínculo madre/bebé, en todos los casos. Aclarado esto, es necesario inyectar tranquilidad y relax a altas dosis a la madre que amamanta y evitar que el estrés laboral afecte a la producción de leche, ya que no le queda otra alternativa que optar por la extracción de leche con la que alimentar al lactante en su ausencia. Una situación que resulta agotadora física y mentalmente, especialmente en un momento de la lactancia en que la gran mayoría de mujeres están disfrutando de ella.
Una lactancia que quizás no siempre ha sido un camino de rosas, y han tenido que pasar por «el calvario» de grietas, ingurgitaciones, mal agarre, baja producción de leche, suplementos de leche de fórmula, una escasa ganancia de peso del bebé, etcétera, etcétera, y ahora, en un momento que es cómoda, satisfactoria y ambos la están disfrutando, llega la vuelta al trabajo para estropearla.
Pensar qué pasará, sentir angustia por lo que pueda suceder, no facilita el continuar con la lactancia. Los bebés, aunque pequeños son muy listos, pero también muy resilientes, es decir, aprenden muy fácilmente a adaptarse a que mamá no está, siendo capaces de dormir sin la teta, incluso los hay que bastantes más horas de lo habitual en ausencia de mamá, pasando varias horas sin comer, esperando a que mamá regrese para comer del envase natural, eso sí, resarciéndose cuando mamá regresa, pues, hay que recuperar el tiempo perdido.
No obstante, una siempre suele pensar que su pequeño es diferente, y puede tener la brillante idea de entrenar al bebé unos días antes, a ver cómo responde. No lo recomiendo ya que adelantar acontecimientos lo único que se consigue es privar al bebé de la presencia de mamá e incrementar en ti la angustia. Los bebés son increíbles y aprenden en poco tiempo a estar unas horas sin mamá. Puede que los primeros días de vuelta al trabajo sean caóticos, el bebé necesita acostumbrarse a tu ausencia, pero poco a poco y con paciencia todo va a volver a la normalidad, con tranquilidad y paciencia conseguirás obtener leche que el bebé si lo desea puede tomar en tu ausencia.
Muchas madres preguntan sobre el almacenamiento, conservación y uso de la leche materna, en el próximo articulo hablaremos de ello.
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