Fiestas

El día de la Virgen de los Desamparados en Valencia: una tradición con 340 años de historia

El 2 de marzo de 1684 el Consell de la Ciutat instituyó que el segundo domingo de mayo por la tarde se celebrase una procesión general con su imagen

La plaza de la Virgen luce ya el tapiz para los actos de este fin de semana
La plaza de la Virgen luce ya el tapiz para los actos de este fin de semanaB. B.

El 2 de marzo de 1684, hace 340 años, el Consell de la Ciutat, y no la Iglesia, instituyó que todos los años, el segundo domingo de mayo por la tarde, de acuerdo con el Cabildo de la catedral, se celebrase procesión general con la imagen de la Virgen de los Desamparados, como consecuencia de haberse inaugurado su actual Real Capilla.

Ello equivale a decir que el Ayuntamiento decidió dedicar el segundo domingo de mayo a la fiesta de la Virgen, fiesta con Misa y procesión y demás actos lúdicos acostumbrados en las grandes solemnidades, pues lo importante en la antropología valenciana siempre han sido más que las misas, las procesiones.

La costosa construcción de la Real Capilla de la Virgen había concluido, en buena parte gracias a «la colaboración de los pueblos de la huerta valenciana para aportar fondos destinados a sufragar las obras de la nueva capilla, especialmente con la cría de gusanos de seda, en proporción asombrosa y la venta de los capullos de seda al floreciente gremio de 'velluters' engrosó considerablemente las aportaciones a favor del templo de la Virgen», relata el padre Emilio María Aparicio Olmos.

El Consell de la Ciutat para celebrar tan magno acontecimiento organizó solemnes fiestas con motivo de la terminación de las prolongadas obras. Como no tenía dinero, decidió obtenerlo gravando con un impuesto especial el aguardiente que se expedía en las tabernas, con lo que logró las 5.000 libras que costaron los festejos.

La imagen de la Virgen fue llevada desde su capillita externa de la Catedral a su nuevo emplazamiento en la Real Capilla. Hubo solemne procesión general, a la que se le dotó de todo el aparato festivo de la procesión del Corpus, que era la más importantes de todas las que se celebraban en Valencia.

Hubo de todo en estas fiestas, también corridas de toros en la plaza del Mercado y un castillo de fuegos artificiales nocturno disparado desde lo alto del Micalet.

Los labradores de la huerta llenaron la fachada del nuevo templo de guirnaldas de murta e instalaron una fuente de vino en el centro de la plaza de la Virgen, caldo que junto con pan regalaban a los pobres e hicieron llegar a los presos de las cárceles.

La devoción a la Virgen en su advocación "dels Ignoscens e Desamparats" fue en aumento entre el pueblo e hizo que el Consell de la Ciutat cada día se implicara más en el sentimiento colectivo de sus súbditos, mostrándose patrocinador y organizador de las fiestas en su honor y de todo aquello que se precisara en relación a ella, como sus procesiones, institucionalizando la solemne procesión celebrada con motivo de la inauguración de su Real Capilla.

Por ello, el 2 de marzo de 1684 los munícipes deliberaron una "Proposicio de la proceso en lahor dela Mare de Deu dels Desamparats", hecho que se conoce a través del Manual de Consells de dicho año y fecha.

Todo ello referido a la fiesta popular externa de la Virgen de los Desamparados, pues en lo tocante a lo litúrgico, la Iglesia celebra oficialmente la fiesta de la Bienaventurada Virgen María Madre de los Desamparados el sábado anterior al II Domingo de Mayo, en su calidad de Patrona principal de la ciudad y región valenciana, siendo solemnidad en la ciudad, y fiesta fuera de ella. La Misa de la Virgen que se celebra actualmente fue aprobada por la Sagrada Congregación para el Culto Divino el 4 de febrero de 1986, siendo arzobispo de Valencia Miguel Roca Cabanellas y pontífice Juan Pablo II.