Literatura
Sònia Valiente: «Muchas veces buscamos recuperar lo irrecuperable a través de la tecnología»
La autora valenciana acaba de presentar su segunda novela, «El reloj del fin del mundo»
Tras su ópera prima, la escritora valenciana Sònia Valiente regresa con su segunda novela. En «El reloj del fin del mundo» (Plaza & Janés), la autora presenta una historia con tintes de «thriller» en la que arrastra al lector a las profundidades del deseo, el poder y el olvido.
Tras «Veintitrés fotografías» (Plaza & Janés, 2023), ahora llega «El reloj del fin del mundo».
¿Qué le inspiró a dar este giro hacia la novela negra?
«El reloj del fin del mundo» surge de mi necesidad de contar historias con temas de fondo muy universales, en concreto de cómo idealizamos el pasado o cómo nos cuesta pasar página. La idea surgió de una escapada de fin de semana a la Laguna Negra de los Picos de Urbión y, sin darme cuenta, di con algo. Supongo que iba predispuesta. En ese momento, estaba corrigiendo el manuscrito de mi anterior novela. Sea como fuere, la magia del lago glacial me cautivó. Automáticamente asocié el agua, con el olvido y con «Los Puentes de Madison». Me interesaba llevármelo al lado oscuro. Jugar con personajes corrientes en circunstancias extraordinarias. En el libro hay deseo, olvido y poder y esos elementos eran un filón para una novela negra en un entorno envolvente. El escenario de un pueblecito ficticio en el corazón de la España vaciada me ofrecía un montón de posibilidades para lo que buscaba.
En la novela habla de un dilema moral muy potente: ¿Qué estaríamos dispuestos a hacer para revivir un momento del pasado?
El tema del «puente de Madison», de intentar revivir una relación perdida o un amor imposible, es algo que todos hemos experimentado en algún momento. ¿Qué estaríamos dispuestos a sacrificar por volver a tener ese instante de felicidad? La idea de pagar por un servicio como este se basa en algo real: en la sociedad actual, muchas veces buscamos recuperar lo irrecuperable a través de la tecnología. Cuando estaba tramando la estructura del libro, di con una noticia que para mí fue determinante. Podéis escribir en vuestro buscador: «un bot llamado Jessica». La historia de un programador que logró, gracias a la inteligencia artificial, recrear a su prometida fallecida ocho años antes en un chat y hablar con ella. Yo, que he trabajado muchos años en emprendimiento me dije que, si una compañía consiguiera mercantilizar el olvido, seguro que había nicho de mercado (ríe).
Su novela se sitúa en un contexto en el que se está construyendo una instalación simbólica llamada El reloj del fin del mundo, ¿cómo percibe este momento histórico que estamos viviendo?
Vivimos en una época de muchas contradicciones. Por un lado, la tecnología avanza a pasos agigantados, pero por el otro, seguimos enfrentando problemas que parecen insuperables, como la polarización, las tensiones internacionales, el negacionismo del cambio climático. Este contraste de modernidad con las carencias de la España vaciada me proporcionaba un escenario muy interesante para innumerables tensiones y giros inesperados en la trama. Quizá muchas personas desconozcan que El reloj del fin delvmundo existe realmente. Fue creado en 1947 por científicos del Boletín de los Científicos Atómicos. El reloj, ajustado periódicamente, advierte sobre amenazas existenciales como la proliferación nuclear, el cambio climático y el avance de tecnologías peligrosas sin regulación. La última vez que se actualizó estábamos a noventa segundos de la medianoche.
Lourdes Nadal, la protagonista, parece una mujer en busca de sí misma. ¿Qué le aporta a la historia su evolución?
Lourdes es un reflejo de muchas personas que viven en piloto automático, siguiendo el camino que la sociedad ha marcado para ellas. Es un personaje que se siente invisible en su vida cotidiana. Es una mujer que ha cumplido con las expectativas ajenas: madre, esposa y empleada ejemplar. Pero cuando su vida se desploma por un divorcio infernal, se ve forzada a dar un paso hacia lo desconocido. Su evolución es esencial, porque muestra que todos tenemos la capacidad de reconstruirnos, aunque las circunstancias nos empujen a enfrentarnos a lo más difícil. Me gustaba que Lourdes partiera de un estado emocional devastado, mostrarla como una «perdedora de manual».
¿Qué importancia tiene su ciudad, Valencia, en la trama?
De nuevo, la mayoría de los personajes son valencianos y hay lugares fácilmente reconocibles por el lector. En este caso, cambio la trama urbanita por un escenario más claustrofóbico en la localidad ficticia Sotillo de Duero en Paria, el doble imaginario de una aldea que podría ubicarse perfectamente en el corazón de la España vaciada.