Coronavirus

El teletrabajo no deslumbra

El confinamiento ha obligado a cambiar el guion en casi todos los órdenes. También en el laboral. El trabajo telemático, la oficina en casa, se ha impuesto, pero a primera vista el entusiasmo es relativo

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teletrabajoJosé Maluenda

La conciliación es uno de esos objetivos que se marcan las sociedades avanzadas como clave para su desarrollo y progreso. Es una respuesta de las comunidades del sigo XXI para doblegar al invierno demográfico sin que se resientan ni se condicionen las ambiciones profesionales ni merme la productividad y por ende la salud económica de las naciones. Y en esa aspiración el teletrabajo siempre aparece como uno de los conceptos medulares y un método de cumplir con nuestras exigencias laborales en la cercanía de los hogares lo que en teoría abre la puerta de par en par a una mayor interacción y disponibilidad familiares. Hasta aquí, la teoría. Pero, ¿es así también la práctica? La reclusión impuesta por la pandemia/tragedia del Covid-19 ha derrumbado las resistencias empresariales a aplicar el empleo telemático. El miedo y la salud ejercieron como catalizadores de una pulsión que derribó puertas. Siete semanas después, ¿cuál es el balance de un hábito ahora sí expandido? Un estudio sobre «Los españoles y el teletrabajo» para analizar el impacto del coronavirus en este sistema arroja resultados menos entusiastas de lo que se podría intuir en una principio. Solo el 16% asegura que le gustaría realizar su función profesional desde sus hogares todos los días. El 73% se refiere alguna jornada a la semana. Sobre la experiencia acumulada en el periodo de clausura, la respuesta más repetida, el 46% de los sondeados, es que cunde la sensación de que las jornadas no se acaban y de que no paras de trabajar. Después, resulta interesante la incidencia del factor humano en este nuevo método de organizar la vida laboral. Para el 36%, lo peor del teletrabajo –figura como la segunda réplica más comentada– es la falta de interacción con los compañeros. En este punto, cuando se los pregunta que echaron más en falta en estas semanas, el 56% señala la relación con la gente de la oficina y el 33%, los momentos de desconexión. Es, por tanto, evidente que está modalidad se abre camino, pero también que genera sensaciones no concluyentes.