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1 de cada 9 especies de aves se ha extinto en los últimos 130.000 años, y somos culpables de la mitad de los casos

Las aves están desapareciendo más rápido de lo que pensábamos y estos son los motivos
Una imagen generada por IA de cómo podrían haber sido las aves extintas desconocidas generada por la institución donde se realizó la investigación, no por este periódico.
Una imagen generada por IA de cómo podrían haber sido las aves extintas desconocidas generada por la institución donde se realizó la investigación, no por este periódico.UKCEH
  • Desde enero de 2020, colabora con La Razón y presenta su podcast de ciencia, Noosfera, que ya cuenta con más de 200 episodios. Mientras tanto, divulga en redes sociales, donde ya tiene más de 58 mil seguidores en Twitter y más de 34 mil en Instagram. En 2021, diseñó el programa de ciencia de la Cadena SER, Serendipias, donde continua como director y presentador, liderando un equipo de colaboradores. Ese mismo año, comenzó a dirigir y presentar MenteScopia, un podcast sobre salud mental en colaboración con la FECYT. En 2022, asumió el cargo de director de contenidos de la plataforma de cursos científicos Amautas. Además, en televisión es colaborador semanal y director de contenidos científicos del programa de divulgación Curiosity en La 2, cuya segunda temporada se estrenará en enero. También ha participado en otros formatos televisivos, como El Condensador de Fluzo, Todo es Mentira y Mapi. Como autor, ha publicado el libro Una Selva de Sinapsis (Paidós), que ya va por su sexta edición, y ha coescrito otros títulos, como Genes y Marie Curie, ciencia y vida.

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Hablamos de la extinción de las abejas, de la epidemia de hongos que consume a los anfibios e incluso de las desgracias que están viviendo las ballenas. Sin embargo, en el radar de la preocupación ciudadana no están los pájaros. Las ciudades siguen llenas de sus excrementos y las palomas revolotean sobre nuestras cabezas. Sin embargo, los gorriones se están extinguiendo poco a poco, y no son los únicos. Hasta ahora, los científicos calculaban a partir del registro fósil que habíamos perdido unas 640 especies de aves desde el Pleistoceno Tardío, esto es: hace 130.000 años. Puede parecer poco, pero hablamos de perder una especie cada dos siglos, pero hay dos noticias que ensombrecen todavía más la situación.

La primera es que la velocidad a la que hemos perdido especies de aves no parece constante, se ha acelerado. La segunda es que, posiblemente, esa cifra de 640 especies extintas sea incorrecta. Como decíamos, se basa en el registro fósil y eso tiene bastantes limitaciones. Solo conocemos las especies extintas que hemos desenterrado, que son un pequeño porcentaje de las que han poblado la Tierra. Por otro lado, muchas no se fosilizan bien y puede que no tengamos restos de ellas, así que por mucho que excavemos no las vamos a encontrar. Los huesos de las aves, por ejemplo, son tan frágiles y finos que fosilizan relativamente mal (para ser huesos). Así que un grupo de científicos se ha propuesto calcular una cifra algo más realista y, así, tener claro cuántas especies de aves hemos perdido en los últimos 130.000 años. Y, por desgracia, la respuesta no es muy halagüeña.

Lo que no sabemos

Suele decirse que no podemos saber lo que no sabemos, y en parte tienen razón. Normalmente no podemos intuir cuánta información desconocemos sobre algo, solo lo que ya sabemos. No obstante, si hemos aprendido los detalles anatómicos de 40 especies de animales y nos enfrentamos al número 41, posiblemente podamos estimar bastante bien cuánto nos queda por aprender sobre ella, porque no estará muy lejos del volumen que hemos aprendido con el resto de las especies. Aquí ocurre algo similar: solo podemos conocer las especies de aves que encontramos en el registro fósil, pero tenemos suficientes datos sobre la relación entre el tiempo que se invierte en excavar un yacimiento y cómo, a medida que lo estudiamos más, van apareciendo más fósiles. Datos acerca de cómo ha ido cambiando cuantitativamente nuestro conocimiento según profundizábamos en un tema.

Y más o menos eso han hecho en un estudio publicado en Nature Communications y que ha liderado el Centro del Reino Unido para la Ecología e Hidrología (UKCEH). Han empleado una serie de modelos estadísticos que nos ayudan a estimar lo que desconocemos y el resultado es desalentador. Las supuestas 640 especies extintas podrían ser, en realidad, unas 1430, más del doble. Una y pico cada en cada siglo. Eso significa que el ritmo de extinción es muy superior al que creíamos y es difícil saber a ciencia cierta cómo progresará. Para hacernos una idea, si se estima que en este tiempo han existido unas 11.000 especies de aves, esto supondría una pérdida de 1 de cada 9 especies.

Las islas

El modelo muestra un evento clave en la extinción de especies que tuvo lugar a partir del siglo XI y hasta el XVIII: la llegada del ser humano a las islas. Durante estos siglos empezaron a llegar barcos a islas como las Fiyi, las Islas Marianas, las Canarias, Hawái, las Cook… Y, con ellas, llegaron personas y ganado que alteraron el delicado equilibrio de esas tierras emergidas. En las islas las aves no solían tener depredadores, porque era difícil llegar hasta ellas. Las aves podían acceder volando, tal vez como punto de paso en sus migraciones, tal vez para asentarse definitivamente en ellas. Se acostumbraron a la tranquilidad. Así que, al llegar las cabras, los cerdos y, sobre todo, las ratas a las islas, muchas se vieron en verdaderos problemas.

Así pues, una gran cantidad de las especies perdidas vivían en islas y, sobre el total de extinciones, se calcula que el 50% se debieron a la influencia humana de manera directa o indirecta. ¿Qué podemos esperar de los próximos años? La pérdida de hábitats y la sobreexplotación de los recursos naturales sigue avanzando y las consecuencias no terminan con las especies de aves extintas. Su desaparición, a su vez, afectará a las plantas que ayudan a polinizar o cuyas semillas esparcen. La biosfera está entrelazada y es imposible quitar una pieza sin que toda la estructura tiemble un poco.

  • No debemos confundir ave con pájaro. No todas las aves son pájaros, aunque todos los pájaros son aves. Cuando hablamos de pájaros nos referimos a aves paseriformes que, a grandes rasgos, serían aquellas que se parecen a un gorrión o un canario. Una avestruz, por ejemplo, no sería un pájaro, a diferencia de un mirlo, pero ambos son aves.
  • Rob Cooke, et al., Undiscovered bird extinctions obscure the true magnitude of human-driven extinction waves Nature Communications 10.1038/s41467-023-43445-2