Sección patrocinada por sección patrocinada
Teatro

Crítica de Teatro

Crítica de “A.K.A. (Also known as)”: Adolescencia y racismo inesperado

Albert Salazar es el único actor de "A.K.A. (Also known as)"
Albert Salazar es el único actor de "A.K.A. (Also known as)"larazonTeatro de la Abadía
Autoría: Daniel J. Meyer. Dirección: Montse Rodríguez Clusella. Intérprete: Albert Salazar. Teatro de La Abadía, Madrid. Hasta el 17 de noviembre de 2019.

Daniel J. Meyer escribió en una noche esta obra, que viene a Madrid precedida de un notable éxito en Barcelona, en la que dio rienda suelta a su propia experiencia como inmigrante cuando llegó a España con los 15 años que tiene el protagonista. La narración y la escenificación propiamente dicha se dan la mano en la estructura de una función muy original y vitalista que, sin embargo, se revela algo caótica a la hora de fijar la relación entre el espectador, el personaje y la acción. La realidad cotidiana y aparentemente normal del protagonista –el colegio, la música, las redes sociales, la marihuana, los escarceos amorosos…– dará un giro radical a los ojos del público cuando el adolescente se convierta de pronto en víctima del racismo más cruel y sea acusado injustamente de violación.

El problema es que, sobre el texto, esa tragedia se presenta de una manera un poco simple y esquemática, cuando no inverosímil; y eso hace que el espectador más curtido le vea las orejas al lobo y perciba que el conflicto está un poco manipulado, en la medida en que viene dado por una planificación efectista del autor y no por una razonable evolución dramática que aboque al personaje hasta él. Esto quiere decir que Meyer –con mucha astucia y con buen pulso literario, eso sí– se empeña en hacernos ver, durante más de media función, lo «normal» que es el chaval para, acto seguido, tratar de sobrecogernos al colocarlo en una tesitura que no tiene nada de «normal» y que tampoco se resuelve de manera «normal». Nada de ello es óbice, no obstante, para apreciar la inspirada dirección de Motse Rodríguez Clusella, que sabe dar a la representación un dinamismo feroz con el que palia el escueto desarrollo de la trama; y eso se lo debe, entre otras cosas, al extraordinario trabajo –especialmente, en el lenguaje físico– del joven actor Albert Salazar.