Buscar Iniciar sesión

Diez canciones para enamorarte de Aute

Básicos de la obra de un artista que contó con un sello personal único
La Razón
La Razón
  • Alberto Bravo

    Alberto Bravo

Creada:

Última actualización:

“De alguna manera” (1973): Le convencen para regresar a la canción tras un lustro de ausencia y regresa con “Rito”, una obra maestra. Aquí está la magnífica “De alguna manera” y versos tan estupendos como: “Las horas de piedra parecen cansarse / Y el tiempo se peina con gesto de amante / De alguna manera / Tendré que olvidarte / Y nada más”.
“Las cuatro y diez” (1973): También de “Rito”, esta canción presenta un hermoso lienzo costumbrista cuya música remite a Gordon Lightfoot y otros artistas americanos que tanto le gustaban. Y ese inicio: “Fue en ese cine, ¿te acuerdas? / En una mañana al este de Edén”.
“Anda” (1974): Perteneciente a “Espuma”, este tema se consagró inmediatamente como uno de sus clásicos y una de las canciones que mejor le definen por su visión profunda, introspectiva e intimista del amor, la sensualidad y el sexo.
“Al alba” (1978): Un absoluto clásico de la canción española. Rosa León la interpretó por primera vez y muchos la asociaron a las últimas muertes por el franquismo, algo que el autor se apresuró a desmentir, si bien se trata de una letra sujeta a múltiples interpretaciones.
“Queda la música” (1979): “Dos extraños que en el tiempo / Se han hecho asesinos / De esos dos niños de la fotografía / Que, abrazados, van bailando por la vida / Pero queda la música”. Una canción sobre lo perecederos que son los sentimientos y lo perennes que son el arte, la cultura y las canciones.
“Sin tu latido” (1984): En plenos albores de la Movida Madrileña, Aute logró colocar un álbum de autor, “Cuerpo a cuerpo”, entre los más vendidos. Y buena parte de su éxito de debió a esta fascinante canción: “Qué terriblemente absurdo es estar vivo sin el alma de tu cuerpo”.
“Cine, cine” (1984): Fue el gran homenaje al mundo del celuloide que tanto le fascinaba a Aute. Por aquí aparecen Truffaut, Doinel, el happy end, Henri Decae y la nouvelle vague.
“La belleza” (1989): Otra de esas canciones que definen perfectamente el onírico, crítico, melancólico y sensual mundo interior de Aute. Es una de sus creaciones más perfectas e impecables con ese “reivindico el espejismo de ser uno mismo”.
“Cinco minutos” (1989): De nuevo el cine, esta vez con el recuerdo a la monumental actriz que fue Katy Jurado. También el western, Sam Peckimpah y Billy the Kid.
“Quiéreme” (2010): “Intemperie” fue uno de sus últimos discos y merece mucho la pena, especialmente por esta canción y ese verso tan Aute: “Quiéreme hasta el último temblor / Quiéreme como quien ya nada espera”.