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Pilar Jurado, destituida como presidenta de la SGAE

El dramaturgo Fermín Cabal será presidente en funciones después de que una moción de censura, con 22 votos a favor y 13 en contra, cesara a la artista
Jesús G. Feria

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La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) avanza desde hace años por un callejón sin salida. Un escándalo conduce otro. El martes ya se anunciaba que ayer se procedería a hacer una moción de censura contra Pilar Jurado, que fue elegida para este cargo en abril de 2019. Nada invitaba al optimismo y todo apuntaba a que sería cesada. Así ha ocurrido. La votación de esta junta directiva extraordinaria, que se hizo de manera telemática, era contundente. El resultado fue de 22 votos a favor y 13 en contra. Este, de hecho, era el único punto del día sobre el que tenían que deliberar. Inmediatamente se procedió a nombrar al dramaturgo Fermín Cabal presidente en funciones.
El motivo de que fuera el escogido es bien sencillo: según los estatutos, debe ser el miembro más veterano de la Junta Directiva quien, de manera temporal, se haga cargo de este puesto. A partir de ahora se abre un periodo de un mes para que entre los miembros de dicha Junta escojan a otra persona que afronte lo que queda de mandato, que está previsto para finales de 2022.
Según la entidad, la moción se ha debido a una falta de transparencia “como jamás se ha visto”
Pero todo esto viene de atrás. La gestión de Pilar Jurado ha sido muy controvertida desde el comienzo. De hecho, la SGAE afirma que si han llevado a cabo esta medida era debido por lo que consideran una falta de transparencia «como jamás se ha visto». También ha jugado un papel importante las tensas relaciones que mantuvo desde sus inicios con el anterior ministro de Cultura, José Guirao. Pero no es lo único. Lo que en realidad ha terminado precipitándolo todo es, informa Efe, haber procedido a unos controvertidos nombramientos. En concreto, los de Clifton Jerome Williams López como subdirector general de la SGAE y Enrique Soria García-Ramos como director económico financiero de la entidad. Un año antes, ella misma había elegido a Miguel Ángel Recio, que fue director general del Inaem, como director general de la SGAE. Una decisión que tampoco sentó bien y que resultó muy polémica.

Gestión turbulenta

No deja de tener cierta ironía que la propia Pilar Jurado, que siempre ha sido muy contestada desde dentro y fuera por su gestión, declarara al llegar a su cargo (en sustitución de José Ángel Hevia, que también fue depuesto en una moción de censura) que «ha habido decisiones muy desafortunadas que nos han llevado a una situación peor. Vamos a ver si podemos enderezarlo». A pesar de su declaración de intenciones para enmendar el rumbo, su camino ha sido turbulento y lo que ha terminado decantando su futuro y su cesión han sido precisamente estos dos nombramientos. Este cambio en el organigrama de la institución sentó muy mal y no tuvo, dicen, justificación. El Ministerio de Cultura, el pasado 6 de abril, requirió una explicación oportuna. Esto implicaba que se le remitiera cómo quedaba la nueva estructura y cuáles eran los medios económicos para poder afrontarla.
Dicha falta de transparencia, sumada a la fuga de nombres relevantes que había en el seno de la SGAE, han ido abocando a Pilar Jurado a una situación que ayer acabó resolviéndose de la peor manera. Antes de que se celebrara la reunión extraordinaria, los miembros de la Junta Directiva han recibido una carta en la que Jurado responde a otra enviada el 9 de abril por la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (Cisac) en la que critican su gestión, los nuevos estatutos, las normas de reparto de derechos de autor o el «conflicto de intereses» entre sus miembros.

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