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Tom Jones: una “Sex Bomb” a los 80

El carismático artista, que ha cantado éxitos como “Delilah”, “She’s a Lady” y “It’s not Unusual” , celebra hoy su cumpleaños
LA RAZÓNLA RAZÓN

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El Tigre de Gales. Dice que el apodo se lo colgaron por esa mezcla explosiva de sensualidad y fiereza que exhibía sobre el escenario. La verdad es que Tom Jones, que hoy cumple 80 años, es un superviviente que ha sabido capear temporales musicales, sobreponerse a modas que no iban con él, buscarse su hueco y no hallarlo, reinventarse, y medirse con el mismísimo Elvis, que tiene su mérito.
El hijo del minero (ojo, él jamás bajó a la mina, ya lo ha dicho) tenía predisposición por la canción. Actuaba en bodas, bautizos y comuniones y poco más. Vendió aspiradoras para tener algunas libras que gastar en pintas. Y le llegó el momento de la canción. Una voz que dejaba con la boca abierta, pero poco más en aquellos años. Se casó a los 16, sí (ella tenía 15). Y fue padre muy poco tiempo después.
Pelo afro y tacón cubano
Siempre quiso a la misma mujer y cuando Melinda falleció hace unos años él la lloró y hasta se le afiló el rostro. Su perfil era anguloso en los 60 y los 70. En los 80 se le fue redondeando la tez, después se medio apagó para resucitar en los 90 con fuerza de la mano de su hijo Mark, un mago sin chistera al que le debe sus estupendos últimos años. La cara era mucho más redonda entonces y la piel más oscura. Y el pelo, con ese toque afro, permanecía idéntico.
Gastaba en sus actuaciones primeras pantalones bien ajustados, de campana y botas de tacón cubano. No tenía mala facha y se le rifaban mientras cantaba la desgarradora «Delilah», cuya letra es mejor que escuchen si no la han oído aún, para que desentrañen la tragedia que esconde. Le tiraban ropa interior al escenario. Jones, alguna vez se ha preguntado si ese timbre no será debido a algún ancestro negro. Lo mismo que el cabello. No, él es blanquísimo y de Gales, pero posee un tono que le distingue.
Barítono, profundo, sensual. No lo tuvo fácil se batió en duelo escénico con otras voces del momento. A él le adornaba la suya, no podía pedir más. Le enemistaron con otro guapo de aquellos 60 y 70, Engelbert Humperdinck que le saca cuatro años y vive ahora retirado en Beverly Hills recordando los tiempos en que hasta el empedrado de la calle le hacía la ola. De hecho compartían manager, el astuto Gordon Mills. Quién sabe si no sería él quién trató que ambos se rebozaran por el barro. Sin embargo, Jones, que era un caballero, lo evitó, sabedor de que para Tigre, él.
Su carrera ha sido como viajar en una montaña rusa: de la nada a la cima, del éxito a las luces que se apagan. Ha vivido y bebido lo que le ha dado la real gana, que para eso es Sir. Cambió la cerveza del pub inglés por el champán. Se estrelló con su cochazo en el centro de Londres. Y ha hecho de algunas de sus canciones temas inmortales. Como homenaje a este octogenario con mucha marcha qué mejor que escuchar, además de la terrible «Delilah», «Sex Bomb», «I’ll never Fall in Love Again», «She’s a Lady» y, sobre todo, «It’s not Unusual». Elvis, seguro, hoy lo haría.