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Cultura

Paracuellos: el escenario de los fusilamientos

En noviembre de 1936, durante la Guerra Civil española, 5.000 personas, entre ellas 276 menores, fueron asesinadas por el bando republicano

Imagen tomada en 1947 de familiares de las víctimas en el camposanto de Paracuellos
Imagen tomada en 1947 de familiares de las víctimas en el camposanto de Paracuelloslarazon

Somos lo que somos gracias a -o por culpa de- la historia. Todo tipo de episodios, sean avances tecnológicos, conflictos bélicos o transiciones políticas, han marcado la historia de España hasta hoy, de tal manera que todos ellos deben ser alguna vez revisitados para aprender o, aunque sea, para que no se repitan. Ejemplo de ello es la Guerra Civil española, conflicto con tales consecuencias que aún se recuerdan y siguen protagonizando discusiones, recuerdos e incluso olvidos.

Asimismo, los paisajes españoles aún contienen resquicios de la guerra, así como hay otras localizaciones que esconden historias que fueron clave para su transcurso. Una de ellas es la que ocurrió en Paracuellos de Jarama, localidad a las afueras de Madrid y donde se produjeron una de las mayores atrocidades del bando republicano y de las grandes matanzas del conflicto.

En Paracuellos y en soto de Aldovea, en el municipio de Torrejón de Ardoz, se produjeron una serie de episodios de asesinatos masivos organizados por los republicanos y destinados a todos los presos considerados enemigos por dicho bando. Sucedió en 1936 y fueron 5.000 personas, entre ellas 276 menores, las que fueron asesinadas, dato que explica por qué relacionan estos fusilamientos como la mayor matanza producida durante la época de la Guerra Civil.

Según señalan algunos historiadores, este suceso tuvo lugar bajo mando de Santiago Carrillo, ex secretario general del Partido Comunista Español. Una serie de ejecuciones que se prolongaron cerca de un mes y que se produjeron tras la decisión de trasladar el Gobierno a Valencia, dado que las tropas de Franco se aproximaban a Madrid. Un viaje que los presos que permanecían en las cárceles madrileñas no pudieron siquiera comenzar.

En la noche del 6 de noviembre, los primeros presos, en grupos de 400 o 500, fueron conducidos para ser fusilados en Paracuellos de Jarama. A partir de entonces, si tuvieron lugar 33 sacas de presos entre aquella noche y el 3 de diciembre, 23 de ellas terminaron en asesinatos.

Actualmente, la responsabilidad última de estos crímenes se trata de un asunto aún abierto, pues la ausencia de pruebas directas dificulta especificar quiénes dieron las órdenes, así como resulta difícil explicar por qué no se hizo lo suficiente para detener esta pesadilla.