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Poesía

Garcilaso de la Vega: 484 años de su muerte, 40 sonetos y 1 amor verdadero

Hoy se cumple el aniversario del fallecimiento del poeta y militar que revolucionó el Renacimiento literario de las letras hispánicas

Garcilaso de la Vega
Garcilaso de la VegaJosé Maea

Un día como hoy de 1536 fallecía en Niza (Francia) Garci Lasso de la Vega, más conocido como Garcilaso de la Vega, un poeta y militar español que marcaría el mundo de las letras durante el Siglo de Oro. Nacido en 1503 en Toledo, Garcilaso de la Vega revolucionó el Renacimiento literario de las letras hispánicas junto a Juan Boscán, también poeta y, literalmente, su compañero de batallas.

Garcilaso de la Vega, además de poeta, fue militar: en 1522 participó, junto a Boscán, en una expedición a Rodas, mientras que en 1523 fue nombrado caballero de Santiago. Si bien su vida está repleta de misterios e intrigas, así como varios logros militares, aquello que destaca es su obra que, aunque escasa, continúa siendo fundamental para nuestra literatura.

Soneto IX
Señora mía, si yo de vos ausente
en esta vida duro y no me muero,
paréceme que ofendo a lo que os quiero,
y al bien de que gozaba en ser presente;
tras éste luego siento otro accidente,
que es ver que si de vida desespero,
yo pierdo cuanto bien bien de vos espero;
y así ando en lo que siento diferente.
En esta diferencia mis sentidos
están, en vuestra ausencia y en porfía,
no sé ya que hacerme en tal tamaño.
Nunca entre sí los veo sino reñidos;
de tal arte pelean noche y día,
que sólo se conciertan en mi daño

El autor cuenta en su bibliografía con 40 sonetos, 5 canciones, 1 oda en liras, 2 elegías, 1 epístola, 3 églogas, 7 coplas castellanas y 3 odas latinas. Muchas de sus composiciones reflejan su pasión por la dama portuguesa Isabel Freyre, a quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó profundamente.

De hecho, los 40 sonetos y las 3 églogas se mueven dentro del vértigo y el dilema entre la pasión y la razón, lo cual caracteriza la poesía de Petrarca. En estas piezas, Garcilaso recurre, como el mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de sus sentimientos. Asimismo, además de en su único amor verdadero, Garcilaso también se inspiró en Ausiàs March, Horacio o Vigilio a la hora de realizar sus composiciones.

Soneto V.
Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.

Garcilaso de la Vega quedó huérfano de padre y se educó en la Corte, donde conoció en 1519 a Boscán y donde, en 1520, sirvió al Rey Carlos I de España. Aprendió griego, latín, italiano y francés, así como esgrima, a tocar el arpa, la cítara y el laúd. Con esto, Garcilaso acompañó al Rey a todos sus viajes, así como se trasladó a Italia para evitar la caída de Rodas en poder de los turcos.

En dicho país, el poeta fue herido gravemente. Tal fue su batalla que fue armado caballero de la Orden de Santiago y su estatus creció tanto que no le faltó la esposa y la vida apacible. Aunque su primer gran amor fue el de Isabel Freyre, hay quien atribuye al poeta 3 relaciones sentimentales: Magdalena de Guzmán, Guiokmar Carrillo y Beatriz de Sá.

Soneto XIII.
A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían.
De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!