Leísmo, laísmo y loísmo: cómo acertar
El uso de los pronombres “lo”, “la” y “le” suele ser motivo de discusión por parte de numerosos hispanohablantes
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A lo largo y ancho tanto de nuestro país como de otras zonas hispanohablantes, el uso de los pronombres “lo”, “la” y “le”, junto con sus respectivos plurales, suelen ser motivo de confusión. Los fenómenos del leísmo, laísmo y loísmo son tan comunes que no es extraño el caso en el que se convierten protagonistas de alguna discusión entre amigos de diferentes ciudades. Ante esto, son varias las instituciones que promueven su uso correcto a través de largas explicaciones y ejemplificaciones desarrolladas en sus páginas web, y de las que extraemos 5 claves principales que podrían ayudar a la hora de decidir qué pronombre es correcto y cual incorrecto.
1. ¿Complemento directo o indirecto?
La principal herramienta para apostar por “la”, “lo” o “le” es determinar si cumple la función de un complemento directo o indirecto. Mientras que “la” y “lo” se usan en el caso de uno directo, el pronombre “le” se utiliza como indirecto, sin importar el género. Por ejemplo, se diría “¿Quieres que les lleve la comida?” en lugar de “¿Quieres que los lleve la comida?”, pues en el segundo caso se cometería “loísmo”.
No obstante, esto no es tan fácil como parece, pues existen excepciones en la norma así que en ocasiones resulta difícil identificar qué es complemento directo y qué indirecto. Por ello, es fundamental tener una gran base de conocimientos sobre sintaxis española.
2. Excepciones para masculino singular
El pronombre “le” puede funcionar como complemento directo solamente en un caso: cuando se refiere a personas del sexo masculino y en singular. En este caso específico no sería incorrecto cometer un “leísmo”, aunque se recomienda el uso de “lo”. Por ejemplo, se admite “le alabaron mucho” (a él), así como “le vi por la calle” (a él). No obstante, según asegura la Fundación de Español Urgente (Fundéu), se desaconsejan casos como “les alabaron mucho” (a ellos) o “le consideraba una mujer decidida”.
Lo mismo ocurre cuando se refiere a animales y cosas: “Se le desbocó el caballo (a él) y no pudo dominarle” sería incorrecto, debería ser “no pudo dominarlo”.
3. Cuestión de verbos...
Aquellos verbos que los diccionarios marcan como intransitivos no admiten complemento directo, pues se trata de acciones que no pueden suceder sobre algo o alguien. Por ejemplo, es el caso de “caminar”, “estacionar” o “salir”. En estos casos, no es posible usar “lo” y “la”, por lo que siempre se utilizará “le”.
Por su parte, verbos como “ver”, “fotografiar”, “limpiar”, “tocar” o “retratar”, se emplearía “lo” o “la”, si nos referimos a personas, así como se utilizaría “le” en caso de aludir a alguna parte del cuerpo. Por ejemplo: “Lo vi por la calle” y “Le vi la mano”.
4. Trucos básicos
Es común utilizar el “truco de las preguntas” para determinar el uso de un pronombre u otro. Se trata de esa regla de preguntar “¿a quién?” para determinar si es un complemento directo o indirecto. No obstante, esto sería erróneo, pues esta norma no sirve para determinar qué tipo de complemento es, sino más bien si es de persona. Por tanto, suele ser una fuente de leísmos, de la misma manera que “¿para quiénes?”, que no siempre funciona.
5. Una opción pasiva
Una forma de diferenciar ambos complementos más acertada que la anterior es la de transforamr la oración en pasiva. De esta manera, el complemento directo funcionará como sujeto paciente. Por ejemplo: “Vi a Rosa” (”la vi”), sería “Rosa fue vista por mí”.