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El concierto de Raphael en Madrid, un “escándalo” que no era tal: un 30% de aforo y todas las medidas de seguridad

El doble concierto de Raphael en Madrid, a pesar de seguir con todos los protocolos sanitarios y doblar la distancia de seguridad, ha provocado críticas por las imágenes de aglomeraciones
Ricardo RubioEuropa Press
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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La última vez que Raphael se sentó con LA RAZÓN fue, precisamente, para promocionar el par de conciertos que han tenido lugar este fin de semana en el Wizink Center madrileño y que han terminado por desatar un “escándalo” que, con los datos en la mano y atendiendo a las recomendaciones sanitarias de los expertos, no es tal. Emocionado por volver a insuflar vida al panorama de la música en directo, el cantante jienense explicaba que la decisión del concierto en una plaza tan grande venía justificada por “su público” y por la “necesidad de reactivar una industria”, la cultural, que viene sufriendo un “abandono institucional terrible”, según sus propias palabras. “Se ha dado de lado a un sector en el que no ha habido apenas contagios. Ni en el cine, ni en el teatro, ni en los conciertos. Debería haber un poquito más de ayuda. Y te lo dice alguien que precisamente no la necesita pero sabe de mucha gente que sí, que está viendo como no será posible dedicarse a esto en un futuro ya muy cercano”, decía compungido el cantante.
Desde que las puertas se abrieron el pasado sábado, a eso de las 17:30, la polémica estaba servida. Tal y como ya ocurriera en anteriores fechas, como en la cancelación a la que se vio obligado el Teatro Real por la sensación de inseguridad de una parte del público, cientos de fotos comenzaron a llenar las redes sociales: celebrando primero los sesenta años de carrera del divo, criticando la masa de concentración del gentío después.
Con 5.000 entradas vendidas, es decir, un aforo del 30% de la capacidad del antiguo Palacio de los Deportes, el concierto se desarrolló en sus dos horas largas sin ningún incidente, con la distancia de seguridad legal entre asientos y con una mascarilla nueva a disposición de cada espectador. Además, antes de entrar a la velada con Raphael, los asistentes debían someterse a la medición de su temperatura corporal y debieron abandonar sus localidades en riguroso orden.
Como cabía esperar, las reacciones sin contexto a las imágenes no tardaron en llegar. Desde quejas contra el cantante por lo que consideraban una “irresponsabilidad” hasta ataques directos y sangrantes contra la administración de Ayuso por “permitir” el evento. La Presidenta de la Comunidad de Madrid respondía en la mañana de hoy: “El concierto cumplía toda la normativa y era seguro”, explicaba antes de matizar: “Si la incidencia acumulada, que está estable, subiera en Madrid, suspenderíamos todos los eventos de futuros de este tipo”. Por su parte, el Wizink Center, entre el primer y el segundo concierto emitía un expeditivo comunicado: “Se han doblado las distancias entre las butacas y se ha sometido a todo el personal del concierto a un test de antígenos”.
Si bien algunos espectadores se han asustado y han preguntado por la posibilidad de la devolución de sus entradas, lo cierto es que fuentes de la comunicación del recinto confirman a este diario que no hay ningún tipo de movimiento de cancelación masiva y el concierto del día 20 de diciembre se desarrollará con total normalidad pandémica.
Desde los canales oficiales de comunicación del cantante, se han limitado a explicar que el concierto “cumplía con toda la normativa vigente” y que es el colofón a “tres meses de preparación”, haciendo hincapié en que “no existe trato de favor” al intérprete. RLM, la empresa organizadora del concierto, ha retuiteado en su cuenta oficial de Twitter y durante todo el día las medidas sanitarias que se llevaban a cabo, incluyendo la novedosa renovación del aire cada 12 minutos que permite una mejor circulación del aire y, por tanto, reduce las probabilidades de contraer la COVID-19.