Sección patrocinada por sección patrocinada

Polémica

A los marcianos de H.G. Wells les crece una pata

La casa de la moneda británica ha querido homenajear al autor de «La guerra de los mundos» con una moneda que ha levantado ampollas

A los marcianos de H.G. Wells les crece una pata
A los marcianos de H.G. Wells les crece una pata.La Razón

La prueba de que la posmodernidad está plenamente asentada es la ignorancia por los errores cometidos en el diseño de la moneda conmemorativa del 75 aniversario de la muerte del escritor de ciencia ficción H. G. Wells. La más famosa creación del socialista fabiano inglés, los trípodes marcianos que atacan la Tierra y capturan con sus largos tentáculos articulados a los seres humanos mientras arrasan las ciudades con sus rayos calóricos y eliminan la raza humana con gases venenosos, los ha representado el artista Chris Costello con cuatro patas. Un error que ha pasado desapercibido por la Real Casa de la Moneda y su departamento de control de calidad.

En el relato de Wells de 1898 se lo describe como «un trípode monstruoso, más alto que muchas casas (...), una máquina andante de metal reluciente, de la que cuelgan cuerdas de acero articuladas y el ruido tumultuoso de su andar se mezclaba con el rugido de los truenos (...) el capuchón color de bronce que la remataba se movía de un lado a otro (...) estaban construidas con una aleación de aluminio».

En la cabeza, un marciano dirige esta mortal máquina de combate, modelo para las novelas retrofuturistas «steampunk». También ha pasado desapercibido el característico atuendo de El hombre invisible, al que este indocumentado artista del cincel ha representado con un sombrero de copa y frack, como Fantomas y Mandrake el mago, y no con un Fedora, que es con lo que, usualmente, se lo representa desde que Claude Rains interpretó «El hombre invisible» (1933).

En la novela se le describe con vendas en la cara, gafas oscuras y un sombrero de ala ancha, posiblemente uno similar al de «El fantasma de la ópera» (1925), ya que el relato data de 1897. Algunos portadistas lo han dibujado copiando el cuadro del burgués invisible, sin cabeza pero con bombín, de Renée Magritte. Sea como fuere, la moneda con errores es la más valiosa, lo que le asegura una venta muy superior a una sin tacha.