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Literatura

«Atrapada en la oscuridad»: El inhóspito universo de debajo de nuestros pies

Toni Sánchez Bernal profundiza en el subsuelo madrileño para articular su primera e intrigante novela

ZARAGOZA, 13/07/2025.- El escritor Toni Sánchez posa para EFE durante una entrevista con motivo de la presentación de su nuevo libro 'Atrapada en la oscuridad' en Zaragoza. EFE/ Javier Belver
Toni Sánchez, novelistaJavier BelverAgencia EFE

Veintisiete años después de desaparecer, asesinan en plena calle, a las puertas de una comisaría madrileña, a Cristina Hidalgo. Fue casi tres décadas atrás la víctima de un mediático caso de secuestro, y su reaparición y ejecución coge a todos de sorpresa. Es la inspectora Tania Bilbao y su grupo de Homicidios de la UDEV los encargados de investigar dónde había estado todo este tiempo, sin apenas sospechar que es bajo sus pies donde se esconde la peor de las pesadillas. Así arranca el debut en novela de Toni Sánchez Bernal «Atrapada en la oscuridad» (Planeta), un thriller que no por estar ambientado en Madrid se fija en su cielo, sino más bien porta una perspectiva subterránea de la ciudad.

Sánchez Bernal, tarraconense afincado en Madrid desde hace once años, ha dedicado gran parte de su carrera a lo audiovisual, creando guiones y dirigiendo cortometrajes que han sido premiados en festivales nacionales e internacionales. Ahora, se vuelca en el mundo de la narrativa, tras toda una vida contando historias: «Cuando era pequeño dibujaba cómics, y en la adolescencia escribía algún relato. Estudié guion cinematográfico, pero siempre he sido lector de novelas, encontré en la literatura el abrazo que muchos encuentran en la religión», asegura. Y tras toda una vida considerándose lector y sin verse capaz de tornarse en escritor, ha decidido dar el paso alzándose como una de las grandes apuestas literarias de Planeta para este verano.

¿Por qué novela negra? «Es el género que me permite mostrar el abanico de grises de la vida real», explica Sánchez Bernal. En una época, en la que la mayoría defiende que todo es blanco o negro, el autor defiende esos grises que se sitúan entre la extrema pobreza y el Madrid de las cuatro torres: «También existen en la ciudad las clases más humildes que se enfrentan a diversos dramas, como el de los narcopisos», apunta. Pues en su novela aborda el Madrid de las churrerías y las comisarías, pero también retrata un lado oscuro compuesto por redes de prostitución o «problemáticas que han vivido personas cercanas a mí, como el de vivir junto a un narcopiso. Son lugares complicados de cerrar, y cuando lo consigues se abren otros dos. Yo quería reflexionar sobre esa sensación que percibo de que existe impunidad en el crimen. Los que pagan son los inocentes, pues la justicia parece más una serpiente que muerde al pobre que no lleva zapatos que al rico que sí los lleva», apunta.

Madrid es, por tanto, un personaje principal de la novela. Pero ante todo una parte concreta de su geografía: una que no se ve, que pasa desapercibida, pero que está presente en todos y cada uno de sus barrios. Se trata del mapa subterráneo que esconde la capital. Asegura Sánchez Bernal que desde su infancia siente fascinación y miedo hacia esos inhóspitos espacios, que intrigan a la vez que forman parte relevante de la historia de la ciudad. «Hay un pasillo abandonado subterráneo que aprovechaba cierto rey para visitar a sus amantes, y también en el Ateneo de Madrid hay una puerta tapiada que lleva a un túnel que conecta con el Congreso de los Diputados. Me encanta caminar por la ciudad y pensar que bajo mis pies hay lugares abandonados», explica. Toda esta red subterránea, continúa el autor, «no está cartografiada, pero la realidad es que Madrid está agujereada como un queso Gruyer».

Animales sociales

Para Sánchez Bernal, la literatura no es tan sólo entretenimiento, sino que tanto leerla como crearla conlleva altas dosis tanto de libertad como de responsabilidad. «La literatura es autoconocimiento, para quien la hace como para quien la recibe, y también es compromiso con tu entorno», opina. Es por ello que en «Atrapada en la oscuridad» trata de reivindicar al ser humano como animal social, y más aún en una época «donde se vende el yoísmo. Nos estamos olvidando de que no somos islas, porque incluso las islas están subterráneamente en contacto con otras. Necesitamos al otro, aquellos que se dedican a sí mismos es pura fachada».

Le viene a Sánchez Bernal esa pasión por lo secreto y lo profundo, así como por ubicar ficción y novela en Madrid, gracias a una de sus grandes influencias, que es Lorenzo Silva. En especial, fue el libro «Música para feos» el que cayó en sus manos poco después de llegar a la ciudad, y desde entonces se confiesa gran seguidor de la literatura de Silva, así como de la de Alicia Giménez Barlett. «Son genios indiscutibles, y soy lector gracias a ellos», asegura, «pero también sigo mucho a Luis Landero, Javier Marías, Leonardo Padura, Rosa Montero...».

Reflexionar sobre morir para vivir

Antes de escribir este thriller, Toni Sánchez Bernal publicó «Morir, el último tabú» (Kolima), una obra de no ficción centrada en el tema de la muerte. ¿Era una forma de prepararse para embarcarse en la novela negra? El ensayo está compuesto por entrevistas sobre cómo las distintas religiones y filosofías espirituales ven el tema de la muerte. «Para mí era muy importante reflexionar sobre ello, porque tenerlo presente te lleva a vivir una vida plena, te lleva a priorizar», apunta el autor.