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Crítica de teatro de “Por los ojos de Raquel Meller”: Esmerado tributo a una gran diva ★★★★☆

Una imagen de La Bella Raquel a Raquel Meller
Una imagen de La Bella Raquel a Raquel MellerTeatro TribueñeTeatro Tribueñe

Obra: Por los ojos de Raquel Meller.Autoría y dirección: Hugo Pérez de la Pica. Intérpretes: Helena Amado, Candelaria de la Serena, Rocío Osuna, Badia Albayati, Matilde Juárez, Iván Oriola, Zalo Calero e Irina Kouberskaya. Teatro Tribueñe. Hasta el 30 de mayo de 2021.

En este mundo acelerado y de frágil memoria, pocos sabrán ya entre los más jóvenes quién fue –tal vez ni siquiera les suene su nombre- Raquel Meller; pero, allá por el primer tercio del siglo XX, esta cantante, cupletista y actriz gozó de una fama y un prestigio a nivel internacional que ya lo quisieran para sí hoy algunas de nuestras estrellas más aplaudidas. A esa gran artista, que inmortalizó temas como La violetera y El relicario, y que cautivó a personalidades artísticas de la talla de Charles Chaplin o Sarah Bernhardt, ha dedicado Hugo Pérez de la Pica un espléndido espectáculo que vuelve de manera recurrente a la cartelera desde hace años y que sigue cautivando al público -la sala se llena en cada representación- como el primer día.

Aunque hay todo un recorrido dramatúrgico por los principales hitos de la trayectoria vital y profesional de la diva, Por los ojos de Raquel Meller es un espectáculo fundamentalmente lírico; lo dramático funciona como un sencillo pero sólido armazón que soporta, y permite que luzcan de la mejor manera posible, los distintos números musicales. Pero lo más curioso, y lo más valioso teatralmente, es que todos esos números que se van sucediendo a lo largo del espectáculo, amén de estar muy bien interpretados por todo el elenco –estupenda Helena Amado en papel de la Meller-, están presentados bajo una atmósfera historicista que afecta a la caracterización, al vestuario –impresionante el desfile de modelos que tiene uno la sensación de estar viendo-, al movimiento escénico… e incluso a la propia manera se sentir y transmitir las canciones de aquel tiempo.

Y más sorprende y admira ese exquisito cuidado en la puesta en escena si tenemos en cuenta que estamos hablando de una producción del circuito off alejada de los parámetros comerciales que confluyen en los grandes musicales. Por tanto, uno puede colegir sin miedo a equivocarse que, para sacar este trabajo adelante, todo el equipo del montaje y del propio teatro han tenido que hacer un esfuerzo sobrehumano.

Lo mejor

En el plano dramático, la maravillosa escena planteada con los códigos del cine mudo.

Lo peor

Falta cierto empaque en el personaje de la Raquel Meller ya adulta que ejerce de narradora.