Paloma Díaz-Mas, nueva académica de la RAE: «Si decimos “todes” o “amigues” podemos acabar todos hablando en bable»
Asegura que “La Academia ya no pone veto a una mujer solo por el hecho de serlo”
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Los académicos de la Real Academia Española (RAE) en sesión plenaria eligieron el pasado jueves 22 a la filóloga y escritora Paloma Díaz-Mas como nueva académica de la lengua para ocupar el sillón «i» vacante desde la muerte de Margarita Salas, tras imponerse en una tercera votación a la también filóloga y lexicógrafa Dolores Corbella por 19 votos a 15. El director, Santiago Muñoz Machado, destacó «que se incorporaba una magnífica profesional que ha demostrado su valía en diferentes actividades humanísticas, lingüísticas y filológicas». Y añadió: «Es conocida por sus estudios en literatura sefardí y medieval, con ediciones críticas relevantes como la que hizo del romancero. Su presencia y su trabajo intelectual aportan grandiosidad a esta casa». Paloma Díaz-Mas es la duodécima mujer que ocupa un sillón en la Academia.
-¿Se esperaba esta elección?
-Una vez que una está propuesta tiene esperanzas de ser elegida, aunque también hay que tener en cuenta que éramos dos candidatas con dos perfiles muy diferentes y muy adecuados para la Academia. Yo me alegro mucho y agradezco que me hayan elegido, realmente me ha hecho mucha ilusión cuando he recibido una llamada del director de la Academia, Santiago Muñoz Machado, para comunicármelo al acabar el pleno. Muy ilusionada, contenta y con ganas de trabajar.
-¿Cuáles son sus perspectivas, tiene previsto algún proyecto concreto?
-Yo tengo ese doble perfil de filóloga y escritora, por un lado en literatura de transmisión oral, del romancero, literatura sefardí, judeo-español y por otra parte tengo esa cara de escritora y creadora, pero no voy con un plan concreto, lo que quiero es estar dispuesta a colaborar en lo que me pidan y aportar lo que pueda de acuerdo con mis conocimientos, mis capacidades y las necesidades de Academia, no voy con un paquete de medidas debajo del brazo, voy a colaborar con la institución que me ha hecho el honor escogerme y que supongo que ha sido para algo. Estoy aquí para lo que se demande de mí.
-Parece que la votación estuvo reñida.
-Eso es normal porque éramos dos filólogas muy buenas (risas), pero con perfiles distintos. Dolores Corbella es más lingüista y yo más de literatura, tanto en el aspecto de la creación como de la investigación. Que sea en tercera votación no me parece tan extraño por la forma en que se realiza. Salvo que haya un candidato único, es muy difícil salir a la primera o a la segunda, que requieren mayorías muy amplias. Lo más normal es que sea así.
-Dos mujeres candidatas. ¿Las cosas van cambiando?
-El desequilibrio entre hombres y mujeres se va corrigiendo poco a poco, pero, claro, la Academia no ha admitido mujeres durante siglos y han empezado a entrar en las últimas décadas. No hay una discriminación contra las mujeres como sucedió en el pasado. No hay paridad aún, pero ya es normal entrar por méritos académicos y no por la condición de género. La institución ha cambiado en muchos aspectos y uno de ellos es ese, no pone veto a una mujer por el hecho de serlo. Éramos dos candidatas y nuestra antecesora Margarita Salas también lo era, poco a poco se va regularizando y normalizando, como en otros ámbitos, nuestra presencia y visibilidad y eso es positivo.
-Como filóloga, qué tiene que decir del lenguaje inclusivo que trata de imponerse.
-A grandes rasgos es difícil de valorar, es cierto que hay aspectos del lenguaje en los que puede estar bien corregir para hacerlo más inclusivo, pero deben de ser cosas útiles. La lengua es muy práctica y económica y las cosas que triunfan son las fáciles de utilizar, las que son productivas y eficaces y desde este punto de vista, hay aspectos del lenguaje inclusivo que no lo son por la sencilla razón de que nadie habla así, no decimos todos y todas, niños y niñas en cualquier ámbito normal de comunicación, no estamos duplicando el género continuamente. Al final, la dinámica de la lengua se acaba imponiendo y triunfan solo las propuestas más útiles.
-¿Y qué ocurre si se dice «todes» o «amigues»?
-Eso es una intención, porque no existen en español estas terminaciones en «e» o «es» que sirvan para ambos géneros, puede ser un intento voluntarioso de inventarlo, pero estas invenciones no arraigan en la lengua porque podemos acabar todos hablando en bable y en asturiano (risas). Hay que dejar que la lengua funcione por sí sola, inventarse desinencias inexistentes es muy difícil que triunfen o salgan adelante porque en castellano no se dice «todes» para aunar todos y todas. Son experimentos lingüísticos que es difícil que se generalicen porque fuerzan mucho la estructura de la lengua y es muy difícil que ésta cambie por pura voluntad.
-Celebró usted el día del libro con un regalo especial, ¿no?
-Sí, son unas fechas muy especiales y este ha sido un gran regalo, nada mejor para una escritora que celebrar el ingreso en la Academia el día del libro.