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Fidel Dávila (izquierda) y Francisco Franco, en Reinosa (Cantabria)

Así se ganó la Guerra Civil con el ejército del Frente Norte

Rafael Dávila publica «La Guerra Civil en el Norte», un ensayo basado en la documentación inédita del archivo de su abuelo, el general Fidel Dávila, colaborador de Franco clave en la victoria militar

A pesar de ser una de las guerras sobre las que más se ha escrito y debatido y de contar con un enorme archivo documental y bibliográfico, la Guerra Civil española sigue aportando documentos muy valiosos y esenciales para profundizar en él entendiendo el por qué y cómo se produjo, así como la razones de su desenlace. A esto pretende responder el general de división Rafael Dávila Álvarez (Madrid, 1947) con la publicación de «La Guerra Civil en el Norte» (La Esfera de los Libros), ilustrado con 40 fotografías, mapas y, sobre todo, una importante documentación inédita procedente de distintos archivos, principalmente el de su abuelo, el general Fidel Dávila Arrondo, un oficial de Estado Mayor forjado en la guerra de Marruecos, Jefe de Campaña del general Silvestre y estrecho colaborador de Franco durante la guerra, comandante del Ejército del Norte y triunfador en Asturias, Santander, Bilbao, el Ebro y Cataluña. Dávila ha realizado un trabajo arduo fruto de muchas horas de investigación en esos archivos familiares. «Mi abuelo era muy minucioso y tenía la costumbre de ir anotando en unas libretas negras, muy pequeñas, con una letra endiablada, sus quehaceres diarios. Este tipo de documentación tan personal supone un material nunca antes publicado y esta es una de las singularidades y alicientes de este libro –explica–. Agendas, calendarios, manuscritos, oficios, partes de guerra, órdenes, cartografía original, mapas, croquis, esbozos, apuntes, borradores, cartas, telegramas… papeles que fueron blancos y son sepia por el paso del tiempo. Hay tanto material que queda para una segunda parte a la que llamo la segunda guerra civil de Franco, a partir del 39. Con estos documentos como base empecé a escribir, pero luego me fueron llegando otros de enorme valor a través de mi blog de gente que tiene cosas que no sabe cómo contar o no se atreve y me los mandaron para incluirlos».

Con todo ello, Dávila no se ha quedado solo en el desarrollo de los combates y los esquemas de batallas, sino que ha pretendido hacer un recorrido interior por los temas más trascendentes. «Esa correspondencia personal me ha permitido entrar en los entresijos de la toma de decisiones, en las dudas, tensiones y discrepancias entre ellos –que también las hubo– al afrontar ciertas situaciones y esto ofrece un aspecto menos conocido de la guerra. En este sentido, por ejemplo, cuento como novedad, pero con verdadero rigor, cómo se nombra a Franco Jefe del Estado, quién lo nombra y cómo. Nunca se hizo en una votación en pleno de la Junta Militar, fue mi abuelo quien tuvo que ir recabando los votos de cada uno. O la inclusión de los diarios de operaciones de los años 38 y 39, que son auténticos y verídicos, de primera mano, los que ellos anotaron día a día. Un documento imprescindible para seguir la evolución de la contienda hasta el final que, por lo inédito e importante, creo que tienen un gran valor histórico».

La guerra, paso a paso

Su recorrido va desde el Pacto de San Sebastián, las elecciones municipales y la expulsión de Alfonso XIII hasta el final de la guerra con la entrada de las tropas nacionales en Barcelona, pasando por las reuniones previas al alzamiento, la muerte de Sanjurjo, la creación de la Junta de Defensa Nacional, la presencia de don Juan de Borbón en España para combatir con los nacionales; el estadillo de las tropas que cruzaron el Estrecho al mando de Franco; la financiación de la guerra, con documentación inédita sobre el oro y joyas donados por particulares, entre ellos Carmen Polo; el oro del banco de España; el nombramiento de Franco como Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos de manera un tanto casual y hasta ahora contado de manera no muy ajustada a la verdad; la muerte de Mola, la campaña del Norte; la ayuda extranjera; las principales batallas: Madrid, Brunete, Teruel, el Ebro con detalles desconocidos como los combates en la Sierra de Caballs y el avance hacia el Mediterráneo; además de un informe demoledor del general Vicente Rojo y su visión del conflicto, los momentos de tensión de Franco con sus más directos colaboradores y la correspondencia entre los generales Dávila y Franco sobre el discurrir de la guerra.

Para el general Dávila, la clave en el devenir de la guerra estuvo en el Frente Norte, que es donde verdaderamente se desarrolló el conflicto. «Desde San Sebastián hasta Asturias, incluyendo el Ebro, Valencia y Cataluña, porque Madrid era un frente estabilizado y Andalucía estaba parada. Madrid obsesionaba particularmente a Franco y sus generales estaban un poco hartos de tener que venir a auxiliarlo –como en Brunete– porque esto obligaba a desestructurar al Ejército norteño. Cuando termina la guerra en el Norte, queda un ejército forjado y endurecido que acude en ayuda de lugares como Valencia o Cataluña. Son varios los aspectos que influyeron en su conquista, «que fue durísima por el clima, la lluvia, el frío y por la gran resistencia que ofrecieron como soldados –afirma el general–. Cuando a la muerte de Mola, Dávila, que no era tan conocido como otros generales, se hace cargo del Ejército del Norte, se empiezan a estructurar los Ejércitos, a contar con Estados Mayores, a dejarse de guerra de columnas y comenzar a ser unidades de verdad con estructuras de Brigadas, a utilizar cartografía bien hecha. Además, se cuenta con la ayuda italiana y la aérea de la Legión Cóndor alemana. Para mí –afirma– hubo tres hombres claves en la Guerra Civil, y lo documento, que son Dávila, Vigón, su jefe de Estado Mayor y Martínez de Campos, una persona muy desconocida, pero que tuvo una importancia decisiva como jefe de artillería del Ejército del Norte.

Pero aun siendo esto muy importante, influye también que en el Norte no existe prácticamente el ejército republicano, hay uno que hace Aguirre, que está peleado con los batallones de Santander y los asturianos. Ese maremágnum fue el gran error militar del gobierno republicano en toda la guerra, como también lo fue no hacer uso adecuado de la flota cuando la tenían en sus manos. ¿Por qué ocurre esto? –se pregunta–. No tenían mandos y eso fue clave, su falta de organización, de mandos y de un mando. En cambio los nacionales lo tuvieron con el nombramiento de Franco como Jefe único del Ejército nombrado por la Junta de Defensa Nacional, que supo ver esa necesidad. Tener un mando unificado y unas directrices claras fue esencial para ganar la guerra», asegura.

La guerra, paso a paso

Después de 85 años quedan cosas por conocer y documentos que revelar, pero lo peor para el general Dávila es que «la Guerra Civil sigue abriendo debates acalorados y escribiéndose desde el enfrentamiento, a pesar de que en los años 80 se dieron el abrazo del perdón. No acabamos de convertirla en una pieza de la historia. Soy de la opinión de que hay que hablar, no callar ni olvidar, pero sin inquina, con verdad y sin venganza, con honradez y buena disposición para admitir los errores que todos cometieron. Hace falta la mentalidad de la Transición para caminar juntos como españoles. Aquí no estaba pasando nada hasta que de repente vino un señor y empezó a decir que hay que sacar una ley para removerlo todo. Se ha vuelto a despertar el espíritu guerra-civilista y esto es un paso atrás. Desenterrar a los muertos y darles honores, sí, a todos, pero de ahí a tirarnos piedras a la cabeza otra vez, no. Más que de enfrentamiento, hay que darle el punto científico-histórico, aceptar que la guerra civil y todo lo que la rodea pertenece definitivamente a la historia, o si no, seremos incapaces de superarla», sentencia.

Don Juan de Borbón quiere combatir

Cuenta Rafael Dávila que sobre la presencia de don Juan de Borbón en España a comienzos de la guerra se han contado demasiadas historias que, con alguna mentirijilla, han compuesto un relato novelesco. Los datos que él describe son relatos familiares íntimos que sirven para completar la historia. El 1 de agosto de 1936, Don Juan cruzaba la frontera, acompañado de su hermano Jaime, para incorporarse como voluntario en las filas nacionales, pero sus deseos se vieron pronto frustrados. En Burgos se presentó en el domicilio del general Dávila. Al abrir la puerta, sus hijas Carmen y María Luisa, exclamaron asombradas: «¡Es el Rey!». Como él no estaba, lo mandaron a Capitanía General y su encuentro allí fue exclusivamente con Dávila, sin Cabanellas ni Mola presentes. Tras el agradecimiento y la amabilidad, lo definitivo de la reunión fue una frase del general Dávila a Don Juan: «Su lugar no está en el frente, sino en el futuro de España».

Sobre el autor

Rafael Dávila Álvarez (Madrid, 1947) es general de división retirado, viene de familia de larga tradición militar, ha sido ayudante de campo de S.M. el rey Juan Carlos I, coronel jefe de la Guardia Real, general jefe de la Brigada de la Legión Rey Alfonso XIII, jefe de Tropas de Canarias y de la Primera Subinspección del Ejército (Madrid). Ha sido ampliamente condecorado con las grandes cruces como la del Mérito Militar y Real y Militar Orden de San Hermenegildo entre otras muchas. Actualmente es escritor y pintor y su blog sobre historia de España y las Fuerzas Armadas, generaldavila.com, acumula más de cinco millones de visitas.