Cartier-Bresson, «el ojo del siglo» que tenía pánico a ser fotografiado
Una exposición de cinco comisarios, entre ellos Javier Cercas, eligen sus piezas favoritas del padre del «instante decisivo»
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Imagínese que le proponen un juego para bucear por los escenarios y personajes más fascinantes del siglo XX: tiene usted que elegir las 50 fotografías que más le inspiren entre los archivos de la Master Collection del mejor fotógrafo del mundo, Henri Cartier-Bresson, que estuvo preparado para captar el instante con su Leica en todos esos rincones del planeta. Esto es lo que se le ha ocurrido a la Biblioteca Nacional de Francia para rendir tributo al «ojo del siglo» en esta reapertura cultural cargada de ebullición en el país. Las reglas del juego están basadas en un ejercicio que ya hizo en 1972 el propio Cartier-Bresson cuando sus mecenas estadounidenses le pidieron que seleccionase 385 de sus instantáneas de entre decenas de miles que se encontraban en sus archivos. Una antología a la que el propio maestro mundial de la fotografía le puso el nombre de «Le Grand Jeu» (El gran juego, nombre de la exposición), inspirado por los surrealistas, y de la que sólo existen seis juegos completos en todo el mundo.
Entre esos protectores está la Biblioteca Nacional que ha propuesto ahora esta nueva versión de «Le Grand Jeu» a cinco comisarios, o jugadores, si seguimos con la terminología lúdica. Entre ellos, Javier Cercas, junto a la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz, el cineasta alemán Wim Wenders, el empresario Francois Pinault y la conservadora general de fotografía de la Biblioteca de Francia, Sylvie Aubenias. Cada jugador dispone de una sala distinta para mostrar su selección de 50 piezas de Cartier-Bresson en función de sus gustos y narrar de esta forma al maestro, que falleció en 2004. Ninguno sabe de antemano la elección del otro y por ello existe el riesgo de que alguna fotografía pueda aparecer repetida. Y así sucede, pero se asume.
Porque mediante esta selección se muestra además la historia de los creadores invitados: sus gustos y formas de percibir la vida. Cercas, elegido en parte por sus escritos sobre la Guerra Civil española, pone el acento en paisajes cargados de simbolismo e imágenes de los trabajos que el francés realizó en España. Por su parte, cuenta Anne Leibovitz, que fue la contemplación del retrato de Henri Matisse, que Cartier-Bresson tomó en 1944, lo que la llevó a dedicarse a la fotografía. Y por ello esa foto la que ocupa un lugar destacado en su selección. Leibovitz, hoy una fotógrafa mundialmente conocida, cuenta también en la exhibición que Cartier-Bresson tenía pánico de ser fotografiado, convertirse en una celebridad y no poder mantener la discreción cuando hacía fotos.
El ojo ávido del coleccionista Pinault se muestra en su predilección por los personajes extravagantes que Cartier-Bresson descubría por la calle y acababan convertidos en míticas instantáneas. Un caleidoscopio de cinco miradas sobre el padre del «instante decisivo», concepto que surge de su visión de la fotografía como «único medio de expresión que fija siempre el instante preciso y fugitivo». El espectador podrá componer su selección recorriendo los capítulos y personajes que marcaron el siglo XX y reconocer que el ojo de Cartier-Bresson estaba capacitado de forma magistral para captar cualquier fracción de segundo que elevara a categoría una escena mundana.