Will Smith: “Acepté tarde que mis hijos podían decidir por sí mismos”
En “El método Williams”da vida al padre de Venus y Serena Williams en un «biopic» que pasa de largo por lo más turbio y se centra en su receta del éxito
Creada:
Última actualización:
No es ningún secreto a estas alturas: hay una fórmula para ganar el Oscar. No es exacta, como explicaba Robert Downey Jr. en la hilarante «Tropic Thunder», pero resulta difícil resistirse a sus encantos. La ecuación, más o menos contextual según le de ese año al planeta cine en clave racial, feminista o ecológica, pasa por interpretar a un personaje real (cómo, si no, íbamos a saber si un actor hace bien su trabajo) y darle vida en una película que sirva como vehículo de lucimiento redentor y, a la vez, obvie cualquier aspecto polémico y oscuro del sujeto en cuestión. Para eso está el actor o la actriz, que en los meses que van del estreno del filme hasta la recepción del hombrecillo dorado irá allá donde haga falta contando lo complicada que ha sido su existencia y construyendo su propio relato de camino al éxito. Es el caso de «El método Williams», en la que Will Smith da vida al padre y entrenador más exigente de las mejores tenistas de la historia: Venus y Serena.
Más claros que oscuros
Tras volver a airear su complicada relación con la también actriz Jada Pinkett Smith, madre de sus hijos y todavía esposa, explicar su adicción a las drogas y al alcohol durante la etapa más dulce de su carrera y llegar a contar que planeó asesinar a su padre por el maltrato al que sometía a su madre, Will Smith se sentó en una pista de tenis californiana, acompañado por el reparto y por las mismísimas hermanas Williams, y explicó su implicación con el proyecto. Ahora, sí, de cine: «La primera vez que vi a Venus fue en una de las entrevistas que reproducimos en la película. Fue cuando ella estaba decidiendo si se convertiría o no en profesional y, después de ver el enfado de su padre ante la insistencia del periodista, quedé impresionado por la mirada encendida de ella. No asustada. Decidida. Así es como me gustaría que me miren mis hijos cuando yo les esté defendiendo», confesó Smith, que también produce.
El guion de «El método Williams», escrito por el casi desconocido Zach Baylin y dirigido por el novato Reinaldo Marcus Green, obvia cualquier rastro de la personalidad conflictiva y problemática del «Rey» Richard Williams –tuvo hasta diez hijos de tres matrimonios distintos, increpó en varias ocasiones a los rivales de sus hijas e incluso llegó a agredir a miembros de la Prensa– y le convierte en un ser obsesivo y obstinado respecto al método que da nombre al filme: el que convertiría a sus hijas en tenistas de élite. «A veces siento que me lavaron un poco el cerebro. Nuestro castigo cuando nos portábamos mal, por loco que suene ahora, era no poder entrenar, no poder ir a las pistas a jugar al tenis», aseguraba Venus en el encuentro antes de que la interrumpiese Smith: «No creo que ninguna de las hermanas sintiera nunca la presión como algo negativo. Para mí, Richard es como un Maestro Jedi que te lleva a explorar tus límites sin que tú te des cuenta. No era un padre típico, ni mucho menos. Pero tampoco el fuego, era la gasolina de un fuego con el que las Williams ya habían nacido y crecido». La película, que además de obviar lo turbio decide acertadamente centrarse en el proceso de desarrollo de las hermanas y no en su más que conocido éxito posterior, es la exploración de la fórmula del patriarca Williams y la del propio Will Smith en tanto actor, que como ya hiciera en «En busca de la felicidad» (2006) o «After Earth» (2013) se muestra como uno de los mejores padres posibles del cine de las emociones: «El papel me interesaba porque sabía que me llevaría a explorar cosas de mí que desconozco. A aprender, en este caso, de lo que significa ser padre. Hasta ahora, yo entendía la paternidad como dirigir a tus hijos, y la experiencia de Richard es la de alinearte con ellos. Me abrió los ojos también a nivel personal, porque mi padre fue militar y en mi casa las cosas eran muy distintas. Casi marciales. No concebí, hasta muy tarde, que mis hijos tenían capacidad de decisión y que esa era una forma válida de ser padre también», añade.
Emoción, set y partido
Sujetado en el «biopic» por escuderos de la talla de Jon Bernthal y Tony Goldwyn, Smith se ve obligado a ceder parte del protagonismo del filme en favor de Aunjanue Ellis («Hombres de honor»), su esposa en la ficción y quizá la mejor intérprete de la película: «Es obvio que el protagonista es Will, es Richard, pero como mujer en la sombra intenté enfocar el personaje de la única forma que creo posible. Y es el de construir a una mujer que, pese a cualquier cosa que hiciera mal en la vida, sabe que apoyando a sus hijas y dándoles un hogar estable estaba haciendo lo correcto. Esa es la lección de paternidad o de maternidad de la película», remató visiblemente emocionada.
Pese a sus contradicciones, a su tono a veces desconcertante y a la desesperación de Smith por poder sacarse la «espinita» del Oscar –ya se hizo hace unas semanas con el Globo de Oro pese a lo descafeinado de la edición de este año–, «El método Williams» es quizá una de las películas que mejor retrata el sueño americano en toda su apabullante y desalentadora monstruosidad: todo el talento y el esfuerzo del mundo no son suficientes en un sistema que suele privilegiar a los que están mejor colocados desde la cuna. La fórmula de la superación no es aquí un ejemplo a seguir ni un acicate para nadie, sino la explicación misma de la desigualdad sistémica estadounidense, en un mundo que va de los gánsteres a la final de Wimbledon, marcando juego, set y partido a favor de la lágrima emocionada.