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Carmen Conde, prosa en las ondas

La Fundación Banco Santander publica varios inéditos de la que fuera Premio Nacional de Literatura en su faceta como guionista de radio
FUND. BANCO SANTANDER
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Entre las pioneras, el nombre de Carmen Conde siempre parece uno de los más olvidados. La que fuera primera mujer en entrar en la Real Academia Española, además de romper la misma barrera en el Premio Nacional de Literatura con su poesía, cada vez encuentra más eco en la coyuntura, esa que en un primer lugar la abandonó por culpa del contexto de sus logros. Así, el pasado 8 de marzo su figura fue objeto de varias lecturas en su Cartagena natal y en Madrid, y ahora es la Fundación Banco Santander la que se encarga de volver a poner en valor su legado. Y lo hace, además, gracias a una de sus facetas menos conocidas: la de periodista, redactora y guionista de radio.
Conde, apasionada desde joven por el medio, se llegó incluso a unir al bando republicano recién comenzada la Guerra Civil y así desempeñó labores informativas en Radio Frente Popular. Su trabajo la llevó a ser invitada por la poeta chilena y Premio Nobel Gabriela Mistral a su país, pero su compromiso con la radio y el delicado estado de salud de su madre la hicieron quedarse en España. Bajo varios pseudónimos se refugió en la escritura que luego le daría gloria, pero volvió a reencontrarse con su pasión en las ondas ya a finales de la década de los sesenta. Colaboró en varias etapas de su vida en Radio Nacional, siendo la más importante la que fue de 1967 a 1969 en el programa «En voz de mujer».
Ahora, gracias a «Levanto mi voz. Radiofonías (1967-1972)», que publica la Fundación Banco Santander bajo su colección de Cuadernos de Obra Fundamental, se recopilan todos aquellos guiones y otros de colaboraciones puntuales, como «La señora de la casa» que dedicó a su suegra: «¿Hay algo en el universo que no sea acción? Para nosotros está, además, la pasión. Pero no del ánimo, no la melancolía, no la resistencia. Nosotros trabajamos para la vida, para el mañana hecho de pedazos de hoy en carne viva. Cuando llega la hora de levantarse para ir al trabajo, se nos llama desde la raíz de la tierra para que nos apresuremos a reunir la sangre y repletar la troj».
Libertad femenina
Voz quizá menos incendiaria pero igual de potente en la Generación del 27, Conde encontró en la prosa de la radio una libertad ajena a la métrica de su poesía: «Estamos ante una Carmen Conde que levantó su voz alto y claro, en especial apelando a la libertad de la mujer para crear su vida en un contexto histórico crucial. Desde la radio, Conde se convirtió en portavoz de muchas mujeres que no podían levantar la suya, y sólo ahora comenzamos a desenterrar del todo su influencia y legado», explica Francisco Javier Expósito, responsable de literatura de la Fundación Banco Santander. Y sigue, sobre el compromiso de Conde con la escritura: «Para ella, crear era creer y esa fe irrenunciable en la poesía y en la acción, fue como una llama sagrada que mantuvo con amoroso cuidado. Su fidelidad ha permitido que su legado sea una antorcha viva y ardiente que se nos entrega a cada uno de nosotros. Y así dejó escrito: “Hay que creer. Hay que crear. Nadie puede, ni debe, vivir sin Fe”», completa convencido.
Así, en el exhaustivo volumen que se presentó ayer y que se une a los dedicados a Elena Fortún, Carmen Laforet o Ana María Martínez Sagi, nos encontramos con una autora consciente de su tiempo pero también de su audiencia, capaz de elevar su escritura desde el costumbrismo a lo más existencial, sin renunciar a la labor de entretenimiento que se presuponía a su espacio. «Cuando se es feliz, no se necesitan cosas. Creo en el desapego de la mujer por sí misma. Cuando renuncia a algo por fuerza, suele haber en sus ojos una lágrima porque le duele, en verdad, no adquirir aquello que a él (marido) o a ellos (hijos) les gustaría o necesitan», era capaz de redactar en un texto aparentemente enfocado a hablar sobre la proliferación de grandes almacenes en las ciudades.
Además de varios inéditos entre los textos que ahora se publican, «Levanto mi voz» también se ha concebido como un proyecto transmedia, gracias a la colaboración de Fran Garcerá, antólogo de Conde y responsable del prólogo del tomo. De este modo, las más de cien reflexiones de la poeta que están recogidas en el volumen, quedan sintetizadas en doce podcasts que se pueden escuchar en la web de la fundación y en los que, además de dramatizar sus textos, se les da contexto para entender de verdad su calado e importancia. «Las radiofonías de Carmen Conde son, en definitiva, el testimonio de una época y de una voz que arde sin descanso”, escribe Garcerá, quien también reproduce la correspondencia entre Conde y contemporáneos brillantes como María Moliner.