El asentamiento de un enorme pueblo maya emerge entre la selva
Gracias al uso del LIDAR (teledetección con luz láser) se ha podido descubrir y corroborar que esta antigua urbe maya fue una de las más significativamente grandes de América
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Por la carga de espectacularidad descriptiva y el porcentaje de aventura que alberga su estructura, cualquiera diría que nos encontramos en mitad de una escena de Indiana Jones, en vez de frente a un hallazgo de alcance histórico. Un sobrevuelo con equipo LIDAR (teledetección con luz láser) en 95 kilómetros cuadrados de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, en Campeche, como parte de un proyecto coordinado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y el Proyecto Arqueológico Bajo Laberinto, ha revelado la densa y compleja expansión urbana de la antigua capital de la poderosa dinastía Kanu’l (cuyo significado es “serpiente”) que yace bajo la selva. Los resultados del estudio fueron dados a conocer en una transmisión por INAH TV, por el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, además de los partícipes del proyecto, el cual, a decir del antropólogo, también será utilizado por la institución que encabeza para apoyar las políticas de planificación de visita a la Zona Arqueológica de Calakmul.
Lo anterior, dijo, en previsión del aumento de la afluencia al sitio a partir de la operación del Tren Maya, ya que es de enorme interés para la oferta turística y, al mismo tiempo, de gran fragilidad cultural y medioambiental. Cabe recordar que Calakmul –sede de la dinastía Kanu’l entre 635 y 850 d.C., que llegó a dominar la geopolítica de las Tierras Bajas mayas durante el periodo Clásico Tardío– fue inscrito hace dos décadas en la Lista del Patrimonio Mundial, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), como Bien Cultural y, posteriormente, en 2014, como Bien Mixto.
Su importancia es tal que, a lo largo del tiempo, diversas iniciativas académicas han buscado determinar su extensión. La más reciente cuenta con el financiamiento del Consejo de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá, otorgado a la profesora de la Universidad de Calgary y codirectora del Proyecto Arqueológico Bajo Laberinto, Kathryn Reese-Taylor, y a la directora del Centro INAH Campeche, Adriana Velázquez Morlet. El proyecto, el cual cuenta con autorización del Consejo de Arqueología del INAH, contempló el levantamiento de imágenes aéreas con tecnología LIDAR en 95 kilómetros cuadrados del dosel selvático de la Biosfera, operación ejecutada por el Centro Nacional de Cartografía Láser Aerotransportada de la Universidad de Houston, Texas, Estados Unidos, y Aerotecnología Digital SA de CV, de Pachuca, Hidalgo, México.
Los resultados revelaron la densa y compleja expansión urbana que se hallan bajo la densa capa arbórea. En la transmisión, la doctora Kathryn Reese-Taylor y la arqueóloga Adriana Velázquez Morlet detallaron que se han identificado conjuntos residenciales de apartamentos, algunos compuestos por más de 60 estructuras individuales, sedes de grupos complejos de familias extendidas y miembros afiliados. Estos amplios conjuntos residenciales están agrupados alrededor de numerosos templos, santuarios y posibles mercados, densidad arquitectónica que coloca a Calakmul como una de las urbes más grandes de América, alrededor de 700 d.C.
Destacaron que esto confirma, y a su vez eleva, lo que ya apuntaban las investigaciones de mapeo y excavación en Calakmul, realizadas en los años 80 y 90 del siglo XX, por William Folan, de la Universidad Autónoma de Campeche, y Ramón Carrasco Vargas, del INAH, acerca del enorme número de estructuras que se conservan y, por ende, la abundante población que debió albergar durante el apogeo del linaje Kanu’l.
Ahora, las y los investigadores se sorprendieron por la escala y el grado de complejidad urbana que arrojan las imágenes aéreas: “La magnitud de la modificación del paisaje puede haber igualado la escala de la población urbana, pues toda la tierra disponible estaba cubierta de canales de agua, terrazas, muros y presas, para proporcionar la máxima seguridad alimentaria y agua suficiente para los habitantes de la ciudad”. El Proyecto Arqueológico Bajo Laberinto, cuya primera temporada se realizó este 2022, es codirigido por Kathryn Reese-Taylor, Armando Anaya Hernández y Felix A. Kupprat, adscritos a las universidades de Calgary, Autónoma de Campeche y Nacional Autónoma de México, respectivamente, con la colaboración del doctor Nicholas Dunning, de la Universidad de Cincinnati.