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“Regreso a Raqqa”: la cicatriz de un secuestro islamista

El periodista Marc Marginedas, junto a los directores Albert Solé y Raúl Cuevas, vuelve a Siria años después de ser capturado por el Estado Islámico
MINIMAL FILMS
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Hay pocas dudas en la mirada y el testimonio de Marc Marginedas, periodista especializado en conflictos armados y secuestrado en Siria en septiembre de 2013. Su discurso, en la distancia corta que permite la Seminci de Valladolid, despeja incluso las que podrían aparecer: «A un documental uno tiene que ir con la terapia hecha ya en casa. No puedo entender la película como una terapia porque no lo es. Yo estuve un año en tratamiento tras ser liberado. Esa fue mi terapia y así creo que debería ser», explica firme a LA RAZÓN, ciñéndose al rigor mismo que mostraba en sus informaciones, firmadas para «El Periódico» y que se cortaron abruptamente cuando el Estado Islámico decidió que su rapto les podía ser útil.
Esa es la historia que cuenta «Regreso a Raqqa», película documental presentada ayer en Pucela y que, bajo la dirección de Albert Solé y Raúl Cuevas, se concibe como una reconstrucción de los hechos a dos niveles: uno contextual, gracias a un excelente despliegue de causas estructurales para con la Siria de aquel momento; y uno más coyuntural, cercano y humano, que nos ayuda a entender por qué, por ejemplo, Marginedas no concedió ninguna entrevista al volver a España o por qué siguió ejerciendo como corresponsal, después, en Moscú.
Contra el amarillismo
«Esto empieza a tomar forma, casi, con el final del secuestro. Marc y yo fuimos becarios del mismo medio en nuestra juventud, solo que tomamos caminos distintos», explica Solé, ganador del Goya al Mejor Documental en 2009 por «Bucarest. La memoria perdida». Y sigue: «La idea del viaje de regreso estuvo ahí desde el principio, pero para planteársela a Marc, primero debíamos establecer unos límites y unas zonas seguras por las que transitar con la película. Contar lo que él quería contar, realmente, porque estamos hablando de procesos legales todavía abiertos en los que están implicadas partes de varios países», completa.
A su lado, Cuevas da cuenta de la animación en el documental, que sobre todo sirve a sus directores para narrar en primera persona cómo se desarrollaron los seis meses de cautiverio: «Nos ayudaba a tomar cierta distancia con lo que no se podía contar con imágenes. Pero todo lo que vemos, creado por Óyeme! Studio, lo ha sido con el asesoramiento directo de Marc», explica, antes de que intervenga el propio Marginedas: «Quería que lo que se viera fuera fiel a nuestra experiencia. Y eso pasa por detalles tan pequeños como, por ejemplo, el tipo de interruptor que había en una de las habitaciones del hospital donde nos tenían retenidos», matiza.
Grave, pero nunca autoconsciente de más ni mucho menos amarillista, «Regreso a Raqqa» es una pieza tan delicada y poderosa como el propio duelo, trauma si nos abrimos a la polisemia, que arrastran sus protagonistas. Y el plural, aquí, se aplica por la colaboración de otros secuestrados, como el español Javier Espinosa, el danés Daniel Rye o la familia del estadounidense Steven Sotloff, quien finalmente fue asesinado en el mismo ejercicio propagandístico que acabó llevándose por delante la vida de su compatriota James Foley. Marginedas, que compartió cautiverio con todos, analiza la perspectiva del documental: «Siempre digo que esta no es mi historia. Es la de mis compañeros asesinados y la del pueblo sirio, en todo caso», añade el periodista, en una frase que se repite en el documental justo cuando vemos la ejecución pública de una mujer alegando que se dedica a la prostitución.
Negociaciones opacas, Estados ausentes
Marginedas (todavía cautivo en la imagen superior y ya en «Regreso a Raqqa» en la inferior), se desmarca de un posible «debate» sobre la negociación y el pago de los Estados a los secuestradores, en la materia estrictamente política: «No voy a entrar en qué debería haber hecho Estados Unidos. Pero sí sé que la situación de Foley cambió muchos procedimientos y que me alegro mucho de pertenecer a un Estado como el español, que sí pelea por sus ciudadanos en situaciones así».
¿Qué se muestra y qué no? «El debate fue duro. Incluso fotograma a fotograma, diría», explica un Cuevas que viene de firmar la fotografía en la excelente «Magaluf Ghost Town» y que aquí salvaguarda una de las máximas de Marginedas: «No quería que el Marc secuestrado se comiera al Marc periodista. No volví a este trabajo y me fui a Moscú para huir, sino para seguir buscando respuestas. Para entender por qué una insurgencia de liberación terminó en algo tan perverso, tan vil como el Estado Islámico. Y tengo mis respuestas, pero todavía no puedo darlas», explica con vehemencia y, de nuevo, seguridad absoluta el protagonista del documental. «Regreso a Raqqa», que compite en la sección Doc.España de la Seminci, tiene previsto su estreno en salas de cine a partir de 2023.