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Cine

Álvaro Cervantes y la salvación de los hombres confinados

El actor protagoniza junto a Emanuel Soriano la cinta "Ramón y Ramón"

Un fotograma de "Ramón y Ramón" Imdb

En la mirada de rechazo y desprecio y decepción silenciosa que le profiere Mateo a Ramón cuando el segundo, confundido por la ebriedad que ha conllevado el encuentro puramente amistoso de vecinos que acaban de mantener en su piso, le da un inocente beso en la boca, están concentrados ya no sólo los fantasmas espesos de desaprobación y señalamiento de su padre, sino todas las repulsivas concentraciones de homofobia del mundo.

"Afortunadamente en mi vida y en mi entorno no lo he presenciado ni sentido, pero claramente esa homofobia generalizada está en la sociedad y creo que es importante hablar de ello en un momento en el que hay desgraciadamente tantos retrocesos en derechos y libertades y tantos discursos de odio que atentan directamente contra ello. Por eso para mí es clave que ahora se estrene esta película no únicamente en España sino en otros países, como en Perú, para recordarnos eso, que no hay que bajar la guardia respecto a la homofobia", reconoce Álvaro Cervantes en entrevista con LA RAZÓN, encargado de dar vida al mencionado personaje de Mateo en "Ramón y Ramón".

En esta contenida y cuidada cinta enmarcada contextualmente en el momento del Covid, producida por El Deseo y dirigida y coescrita por el político, actor y cineasta peruano Salvador del Solar, los dos protagonistas (un joven que acaba de perder a su padre y no termina de superar una reciente ruptura sentimental y un mochilero que intenta encontrarse entre las latitudes geográficas de la antigua ciudad inca) transitan por una exploración de las amistades masculinas que les llevará a compartir un intenso viaje de acompañamiento y redenciones.

"Es clave que ahora se estrene esta película no únicamente en España sino en otros países, como en Perú, para recordarnos eso, que no hay que bajar la guardia respecto a la homofobia"

Álvaro Cervantes

Cervantes reflexiona acerca de la crisis existencial que atraviesa Mateo, que, a pesar de ser "muy burguesa", Ramón "la abraza, la escucha y acompaña de alguna forma también, pero pienso que el dolor que siente uno y el dolor que siente el otro son incomparables". Y remata: "Idealizamos mucho esa cosa del viaje reparador y al final en lugar de mirar para dentro te vas fuera y huyes de lo que debes resolver. Por mucho que te alejes es importante sentir el hogar dentro de ti, incluso el viaje y la aventura también dentro de ti, no tener que irte a otro lugar como forma de escape".

Álvaro Cervantes en "Ramón y Ramón"Imdb

La muerte, omnipresente en todas las etapas del viaje iniciado (bien en forma de desaparición de la identidad propia, bien ejemplificada de manera más física a través de la ausencia del padre), opera como un atávico elemento de conexión con los códigos relacionales y culturales de Ramón y sirve para establecer un mapa de fracturas familiares: "Mira, relacionado un poco con esto aunque aparentemente no lo parezca -admite entre risas Cervantes- viví un inicio de rodaje muy bonito que no había vivido nunca, con un pago a la tierra, es decir, pidiéndole permiso. Con todo el equipo antes de iniciar el rodaje le pides permiso a la tierra por el rodaje que va a acontecer allí y recuerdo eso como un momento profundamente emocionante a las seis de la mañana, todavía no había amanecido y estábamos todos y todas reunidos para vivir ese momento y creo que al final los rituales, también los que tienen que ver con la muerte, al menos en una parte de Occidente, se han perdido y nos desconecta a los unos de los otros y creo que es importante para generar comunidad y para reconfortar el espíritu. Fue impresionante, porque no hay mayor comunidad que la que se genera en un rodaje. Me puedo imaginar que probablemente según qué aspectos de la relación con la muerte también conecten con este tipo de rituales comunitarios en Perú y en diferentes lugares de Latinoamérica", se despide el intérprete.