Fotografía

JEOSM: «Hay que aprovechar la diferencia como una virtud»

En el libro «Mujer» realiza su particular homenaje a su entorno femenino más cercano

JEOSM: «Hay que aprovechar la diferencia como una virtud»
JEOSM: «Hay que aprovechar la diferencia como una virtud»larazon

En el libro «Mujer» realiza su particular homenaje a su entorno femenino más cercano.

Hace mucho tiempo aprendí que las cosas no son como son sino como uno las percibe. Y la percepción que tiene el fotógrafo JEOSM de nosotras me gusta. No es habitual. Contiene esa incorrección política y audaz a la que solo aspiran los grandes. Y él lo es. Grande y distinto. Como su historia de grafitero alegal, como su homenaje a la mujer a través de los retratos de cien jóvenes que posan impúdicas, descabalgadas de las obligaciones de ser perfectas, ante su objetivo indiscreto, en blanco y negro. Un homenaje dedicado a su madre que, en definitiva, es su primera y gran mujer. La misma que le enseñó a comprendernos y respetarnos. La «MUJER» señalada en las mayúsculas del título de su último libro, donde las imágenes se acompañan de textos de escritoras, periodistas, cineastas..., féminas, al fin, que tratan de definir lo indefinible, con un puñado de palabras. No es el primer libro de JEOSM, antes publicó «Realidad» y «Sacrifi-cio»(autoeditados) y «Guerreros urbanos», junto a Pérez-Reverte (Alfaguara y La Fábrica); pero este es un libro diferente, de madurez, pese a la juventud. De quien poco a poco va encontrando el camino y se atreve con él, cargado de pasado, de historia personal y de esos tatuajes que, quizás, un día, tuvo que ocultar en alguna boda, para poder trabajar... «Ni mucho menos. Creo que todas estas cosas lo que hacen es sumar, porque me hacen diferente. Y hay que aprovechar la diferencia como una virtud». Incluso la punible, porque JEOSM, pese a ir avanzando, sigue en sus orígenes, sin renegar de su Villaverde bajo y siendo grafitero, aunque ya no le pillen... «Ahora tengo más responsabilidades y no puedo arriesgarme tanto, así que tengo más cuidado».

Riesgo en la cámara

Menos riesgo en el grafiti, pero más en la cámara. Apuntar a los ojos de la mujer, meterse en sus pupilas y entre sus piernas a través de un objetivo delator que no quiere mostrar su mejor perfil, no debe ser fácil «Por lo general los fotógrafos que trabajan con mujeres se centran en la estética. Que sea un cuerpo bonito, una foto bien compuesta, que insinúe ciertas cosas... Da lo mismo que sea para una portada o para Instagram: siempre buscan esa belleza. Yo quería ir por el lado del carácter y de la fuerza, porque es la imagen que tengo de la mujer». Pesa el ejemplo de su madre, esencia de este libro valiente, de estética alternativa, donde las mujeres no pretenden ser bellas, sino ellas mismas. «Mi madre es una mujer fuerte, luchadora, trabajadora e independiente. Una mujer que se separó de mi padre hace veinticinco años y nos sacó adelante a mi hermano y a mí, limpiando casas... A día de hoy sigue sin pareja. No la quiere. No la necesita... Me parecía importante reflejar esa fuerza, ese carácter y sobre todo la independencia de la mujer, en un proyecto fotográfico con otra mirada».

Le digo que el riesgo del proyecto es suyo, pero también de esas mujeres reales que aparecen sin artificios y, casi siempre, con las piernas separadas... «No es que salgan más guapas o menos, es que salen como son y tienen esa libertad de mostrarse así, con estrías en la piel o gestos arrogantes y chulos... Y también con los pies bien anclados en el suelo, en postura de “aquí estoy yo”, con las piernas abiertas... Les otorgaba libertad y además me venía bien para componer la imagen con el gran angular». Gran angular, grano, piernas abiertas, blanco y negro..., insisto en que las mujeres que han posado para él son unas jabatas... «Sabían que era un trabajo contra corriente. En la fotografía de la mujer casi todo se hace con tele objetivos para estilizar la figura ... Y yo creo que la vida no es estar entre algodones y la mujer tampoco lo está. Estas mujeres de mi libro aún menos, porque necesitan estar fuertes, presentes y mirarte altivas a la cara». Está claro que JEOSM mira de otra manera. Algo que no se le escapó a Pérez-Reverte, cuando le pidió que le echara una mano en su novela «El francotirador paciente», asesorándole sobre el argot y la metodología de un escritor de grafiti. «Poco más, porque ya sabes cómo se documenta Arturo... Pero a partir de entonces nos hicimos amigos». E hicieron un libro juntos que, seguramente, cambió todo para JEOSM «Teniendo el apoyo de Arturo ciertos medios o personas me ven de otra manera. Incluso valoran esa diferencia de los tatuajes y un tipo de estética más urbana. Yo creo que dicen ‘‘Si Pérez-Reverte se ha fijado en él igual es por algo’’. Y se pierden un poco los prejuicios».

Ahora el académico y el fotógrafo comparten cenas, charlas y el amor a la web literaria Zenda, en la que JEOSM, colabora fotografiando bibliotecas y escritores, siempre en blanco y negro «y sin sentimiento de groupie, porque hace mucho que entendí que, con más o menos cualidades, todos son personas». Ahora dependiendo a quién se pregunte JEOSM es el fotógrafo de los secretos del grafiti, de las mujeres, de los escritores, de los futbolistas de los raperos... «Yo hago retratos. Creo que hay ser camaleónico y poder estar delante de cualquiera. Y enfocarlo. Y contar su historia...» No olviden el título del libro , «MUJER». Una exquisitez que solo se puede encontrar en la web del autorwww.jeosm.com o en la librería madrileña Swinton and Grant.